La licenciada Melissa Rojas, psicopedagoga clínica, de Agua´i consultorios, opinó que cada familia tiene una realidad diferente y así como el año pasado a nadie se le enseñó a participar en clases virtuales, cada uno puso su mejor esfuerzo para cursar el año lectivo. “Este año estamos un poquito más entrenados”, observó.
Tomar la decisión de enviar a un niño a la clase presencial debe ser conversada y analizada. “No es lo mismo mamá, papá jóvenes con niño, que un niño que vive con los abuelos, las personas más vulnerables al covid. Habrá que tomar la decisión en base a la familia nuclear y la dinámica”.
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Los niños están con una necesidad intensa de relación social porque fueron privados de asistir a clases durante el 2020. Hicieron lo que pudieron pero el desarrollo con sus pares no fue posible.
En los días que faltan para el regreso a clases la licenciada recomienda “un repaso de los contenidos que alcanzaron a dar es parte de estimulación cognitiva porque los niños pierden el hábito de estudio y al empezar de golpe pueden sentir mucha presión”. Estableceremos una rutina con horarios todos los días. “Levantarse, desayunar, una o dos horas de repaso y después jugar. Eso ayuda al niño, se generalizan los horarios de la escuela virtual. Sabrán a que hora empieza, a que hora termina en una estructura que favorece al niño”.
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La especialista aconseja que le den tiempo de acomodarse en clases presenciales. Ellos vienen con ganas acumuladas de relacionamiento, ese contacto que hace más de un año no tienen, tener paciencia y conversar sobre los cuidados: lavado de manos, uso de tapabocas. Al regreso de la escuela no acercarse a los abuelos. Cuando se regrese del colegio habrá que higienizarse y cambiarse la ropa.
Si las clases serán online la psicopedagoga recomienda que un adulto organice al iniciar, que busquen un lugar donde no haya distractores auditivos ni visuales, con los útiles a mano, y un vaso de agua. Los padres tendrán mucha paciencia porque el cansancio mental frente a la computadora es diferente a unas clases con recreos. Hay que hacer pausas, pausa para tomar aire, después de almorzar, y retomar las tareas.
Objetivo: que el niño aprenda
Es necesario que el niño cumpla con las exigencias pero más aún que el niño aprenda. “Requiere un esfuerzo de los padres, no es tirarle la pelota a las clases virtuales. Hay que interesarse, revisar cuadernos, libros, conversar con la profesora. Los padres y maestros pueden estar agotados pero cada uno debe cumplir su rol. Son responsabilidades extra curriculares que muchos han tomado en serio y cumplieron el año pasado. Nunca la computadora reemplaza la enseñanza cara a cara y el relacionamiento”, dijo la experta.
Además de las clases
La licenciada refirió que “los escolares tienen que realizar una actividad extra, artística o deportiva, en la que asistan con pocos alumnos para que tengan mínimamente ese relacionamiento”.
Otro dato para apuntar: “no dejar de lado los tiempos de disfrute en familia, los padres fomentarán un momento recreativo dentro de las posibilidades, salir al parque en un horario y jugar. Apuros y estrés se combaten con juegos, sonrisa. Jueguen a la pelota, para compartir y si no pueden salir jueguen en la casa, hagan una casita con sábanas, usen la creatividad”.
En cuanto al estudio en aulas, “tratar de no exigirles mucho, ellos empiezan de cero, están reactivándose académicamente. Démosles dos meses de ambientación y acomodación. No mucho liberalismo ni mucha exigencia, sino buscar un punto medio”.