¿Cómo entendemos el amor en tiempos de cuidados extremos, de no besar, no abrazar? El amor es y será siempre uno de los sentimientos más profundos que experimenta el ser humano, y que da sentido a la vida. Eso hace que trascienda cualquier dificultad a pesar de las distintas pandemias por la que ha atravesado la humanidad. Los abrazos y los besos en la pareja son lo más reconfortante, claro que si la vida no es conjunta, la distancia, muchas veces, aviva la llama si es que el amor es verdadero.
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¿Cómo reavivamos el amor en tiempos de severa crisis económica? El amor es un don, por lo tanto, en cualquiera de las crisis, inclusive en la económica el poder estar juntos, compartiendo las dificultades hace posible superar las mismas, teniendo como soporte a la pareja y juntos encontrar la forma de soportar las carencias.
¿No sabemos estar juntos, por eso se dispararon los casos de violencia en pareja? Cuando se pierde la afinidad amorosa la crisis incrementa la violencia intrafamiliar que trastoca totalmente la vida cotidiana anterior, que de alguna manera servía como soporte de los síntomas en la pareja cuando se salía al trabajo, a practicar deportes, reuniones sociales, estudio, etc. Al ser restringida la libertad se redobla la exigencia subjetiva al otro.
¿El amor tiene códigos y pasos para que sea agradable estar con el otro? “El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no es”. El enamoramiento produce ese bienestar tan agradable con el otro, por la idealización que se deposita en la pareja, por lo tanto, es del orden de lo imaginario. De allí la importancia de cuidar y sostener esos códigos para el otro, ya que al ser imaginarios son muy frágiles. Lo importante es estar advertido sobre esto, para no caer en el desamor y en la rutina.
¿Cuál es la chispa que aviva el deseo y el amor en tiempos de incertidumbre? La chispa que aviva el amor y el deseo busca justamente la fusión del uno con el otro, tratando de encontrar esa seguridad a pesar de saber que nunca dos podrán ser uno. El desafío de la pareja es poder relanzar el deseo y convertirlo en un abanico de oportunidades. Las redes nos ofrecen excelentes posibilidades de tramitar lo íntimo. Una posición más solidaria y empática, tiempo de introspección. Una mejor comunicación, buscar coincidencias, respetar el espacio personal, todo esto puede hacer más llevadera la vida en común, encontrando en ella contención y apoyo.