El instinto de salvar superó al peligro de ese momento

Los tres primeros militares de la Fuerza Aérea Paraguaya que acudieron al rescate de los pasajeros del Cessna 402, que se estrelló en un estacionamiento de su base, relataron a ABCTV cómo vivieron ese desesperante momento, el rescate de un joven y la impotencia de ver morir a sus camaradas.

De izquierda a derecha, los oficiales de la Fuerza Aérea, Amado González, Ismael Villasanti y Julio Ojeda.
José Daniel Zaván Vaccari, único sobreviviente de la tragedia registrada el martes último en la Fuerza Aérea Paraguaya.
Esta es la escena en la base de la Fuerza Aérea, tras el accidente fatal que se registró el martes último en horas de la tarde.
audima

Un Cessna 402, bimotor, con matrícula 0221, propiedad de la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP), tripulado por el coronel Aníbal Antonio Pérez Trigo, el teniente 1º William Martín Orué Román, acompañados del mayor Alfredo Darío Céspedes, teniente 1º Marcos Samuel Romero, teniente Manuel Guzmán Sotelo, suboficial mayor Pedro López, el funcionario de la FAP, Críspulo Almeida, y el universitario José Daniel Zaván Vaccari partió de Fuerte Olimpo a las 12:50.

A las 14:34 ya se alistaban para aterrizar en la pista de la base, ubicada en Ñu Guasu, Luque, y todo se presentaba normal. Sin embargo, a las 14:35, la nave cayó sobre el estacionamiento de vehículos de la base militar.

El primero en llegar al sitio fue el teniente de aviación pilotaje Amado Ariel González Arévalos, quien relató: “Me encontraba en la oficina, escuché una explosión muy fuerte. En eso yo salgo y veo que hay una aeronave de la Fuerza Aérea. Sin dudar me voy y comunico a la guardia, porque ellos les llaman a los bomberos y a todos los departamentos encargados en los accidentes”.

En medio del humo “me acerco y veo que hay un cuerpo a un metro de la nave, pero viendo que es más grande que yo, pido ayuda”.

El segundo en llegar fue el teniente de justicia Ismael Villasanti, que junto con González “intenté alzar el cuerpo con él, pero no pudimos porque era bastante grande el joven, entonces pedimos ayuda y se acercó el suboficial principal mecánico aviador Julio Ojeda. Entre los tres lograron apartar al herido, que era José Zaván.

Ojeda detalló “estaba llegando a mi unidad de trabajo y fui directo con mi vehículo, vi la necesidad que estaban pasando, dejé mi auto y me bajé para colaborar. El cuerpo estaba a un metro del fuselaje, tendido boca abajo, daba signos de que se estaba moviendo, nos acercamos entre los tres, le alzamos y le alejamos a 15, a 20 metros, por miedo a que el avión vuelva a explotar”.

“Se notaba que tenía signos de vida el joven”, sostuvo Ojeda.

Luego, los tres vieron a sus camaradas entre las piezas del avión. “Hicimos el intento de ayudar a los demás camaradas. Quise ir hasta uno que se encontraba fuera del avión, pero cuando intentamos llegar... ahí explotó el avión. Del humo negro perdí la visibilidad y ya era imposible penetrar por el fuego. El teniente González me agarró y sacó de ahí porque ya era imposible entrar”, contó Ojeda.

Los otros siete ocupantes, murieron tras la caída.

Instinto de salvar

Ojeda continuó diciendo que durante ese instante en que vio a sus camaradas entre los restos del Cessna “en ese momento uno no piensa en el peligro ni a lo que se está exponiendo y después de transcurrido el tiempo se pone a pensar y reacciona, y dice, bueno, cómo pasó eso, habiendo tantas explosiones. Había pistolas dentro de un vehículo que estaban explotando”.

Añadió “la primera reacción es la de salvar al camarada que está adentro, tendido en un accidente. A uno no le da tiempo para pensar, solo actuar y hacer lo mejor posible”.

Por su parte, Villasanti describió que fue el instinto humano lo que activó esas reacciones en ellos. “Salvar a otro ser humano cuando está en riesgo. Uno no piensa en el riesgo que está pasando, pero el instinto es superior a cualquier cosa, sin dudar le presta el auxilio”, dijo.

En cuanto a los que no pudieron salvar, Villasanti se mostró impotente. “Es difícil ver una situación en la que tus camaradas están en esa situación y no poder hacer nada”, lamentó.

Por último, Ojeda expresó “en particular no me siento un ángel de la guarda, me siento un camarada, un amigo y estaba cumpliendo mi deber, traté de hacer lo humanamente posible”. Deseó pronta recuperación al joven Zaván.

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