“La idea del protocolo que se está trabajando en el comité elaborador es presentar unos lineamientos para que los chicos hagan una vuelta segura a clases, para mitigar los riesgos de contagios y hay factores que hay tener en cuenta”, comentó la doctora.
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A los niños y niñas no les fue bien, según la profesional, porque sin las escuelas fue el grupo que más perdió. Los mismos fueron los únicos que no volvieron a sus actividades normales. “La escuela no es un lugar solamente donde se aprende contenidos académicos, esa es una de las funciones de la escuela. También es un lugar donde se va a aprender en un laboratorio de la vida, donde los niños aprenden a relacionarse con muchos pares que no son de su familia, a tener un adulto referente como el docente”, explicó. Y ejemplificó de la siguiente manera: “Para los chicos que están en situación de abuso y maltrato en las casas tener un adulto fuera del hogar en quien pueden confiar es un vínculo de interacción en el día a día sumamente importante. Además la escuela para muchos chicos llena las necesidades nutricionales”.
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Un año sin escuelas
Al principio no sabíamos qué pasaba, rememoró la psicóloga. “Dijimos ‘vamos a dejarles a los chicos en las casas’, pero no podemos esperar que ellos queden en casa y todo el mundo sale”, expresó.
La doctora Vuyk mencionó estudios hechos cuando se interrumpió la escolarización en épocas de guerra que traen consecuencias a largo plazo”. Uno de los factores que hay que tener en cuenta es que algunos niños viven con personas de la tercera edad, abuelos que son del grupo de riesgo. Evaluar cada situación, porque no es lo mismo un chico que ve a sus abuelos cada dos semanas que otro que vive en la misma habitación con ellos.
Ellos aprenden rápido
Volver a clases esta vez significará fomentar el uso de tapabocas, distanciamiento para mitigar los contagios. Se puede aprender a lavarse las manos usando témpera para pintar y luego el lavado de manos que tardará 20 segundos. También se puede usar tapabocas con algún expresión de sonrisa para expresar una emoción.
La profesional insistió en que si los chicos van al colegio, los padres tienen que cuidarse de no salir tanto como antes para priorizar el desarrollo de sus hijos.
“Así también es importante que las instituciones respeten a los docentes que no están en condiciones de volver a aulas presenciales”, acotó.
Un operativo seguro
Algunos lineamientos de la propuesta advierten estos cambios:
-Las medidas de bioseguridad: a los docentes se les va a pedir muchos cuidados, uso de tapabocas, distancia, protector facial.
-El distanciamiento físico a partir de grupos burbuja. Según el tamaño del aula se mantendrá 1,5 m a 2 m de distancia entre los pupitres.
-Es ideal que haya 10 chicos por aula y hasta 15 como máximo.
-Es fundamental que no interactúen con otros grupos burbujas y las cuadrillas se mantengan en horarios escalonados en entradas, recreos, y salidas.
-Marcar separadores en el piso que nos recuerden dónde estamos y sea más sencillo ese distanciamiento.
-Uso de marcarillas para los estudiantes desde los tres años es lo recomendable; se va a pedir a partir de los 5, y se recuerda que a partir de los 10 es obligatorio y está penado por ley.
-El aula tendrá la ventilación adecuada, no se puede usar ventilador, porque ahí se dispersa el virus. Si se tiene acondicionador de aire se mantendrán ventanas y puertas abiertas,
-Lavado de manos con un lavamanos cerca, a la entrada, e higiene de manos con alcohol en gel al 70% como alternativa después. Será una rutina.
-En los colegios públicos, una alternativa es un retorno híbrido, semi presencial. Los niños asistirán dos veces por semana.