Gringo González, arrestado el viernes a las 14:00 en Pedro Juan Caballero, fue traído ayer de siesta a Asunción en el avión de la Policía Nacional.
Fue luego de que compareciera en horas de la mañana en el Palacio de Justicia de dicha ciudad, ante la jueza Mirna Carolina Ocampos Ramírez, quien decretó su prisión preventiva en el cuartel policial de la Agrupación Especializada, en Asunción.
Con su entrada, que fue registrada después de las 13:00 de ayer, Gringo pasó a ser el preso número 170 del cuartel policial.
Solo momentos antes que él, fue fichado también como nuevo reo del lugar el comisario principal Alcides Velázquez Iriarte, de 48 años, exjefe de la comisaría de Torín, procesado por el secuestro de una pareja brasileña.
Paralelamente, Clemencio González Giménez es ahora el segundo preso más importante del país, al menos entre los paraguayos, solamente por detrás de Armando Javier Rotela Ayala, de 38 años, alias el Zar del Microtráfico, quien es líder del famoso clan Rotela que se halla en guerra contra el PCC por el control del tráfico de drogas en las prisiones.
Rotela, por su lado, es el recluso más influyente de la penitenciaría nacional de Tacumbú. Vive en un pabellón protegido por decenas de convictos adictos a los que él mantiene contentos con la distribución de crack.
Hasta los guardiacárceles tienen que pedir permiso a anunciarse previamente para acceder al sector donde se encuentra Rotela, quien recientemente fue condenado a 18 años de encierro.
Como en 2019 se fugaron casi todos los capos del PCC que estaban presos en Pedro Juan Caballero, desde entonces esa facción no tiene dentro del sistema penitenciario un cabecilla o referente como lo es Armando Javier Rotela en el bando contrario.
Estuvo prófugo por casi 15 años
El veterano capo fronterizo Gringo González tiene varias causas pendientes.
Se encontraba prófugo oficialmente desde el 15 de febrero de 2006, cuando violó su prisión domiciliaria en Pedro Juan Caballero mientras estaba procesado por el secuestro y asesinato de Amado Felicio Martínez, registrado el 27 de enero del 2004.
El “pecado” de Martínez fue haber protagonizado un accidente de tránsito en el que murió un hermano de Gringo González.
El 8 de febrero del 2010, la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) confiscó 500 kilos de cocaína en la estancia de Gringo González, en Pedro Juan Caballero, tras un tiroteo en el que murieron tres narcos al servicio del capo, quien por su lado logró escapar aquella vez.
Además, Gringo tenía un pedido de extradición desde Brasil, aunque el exhorto quedó sin efecto. Sin embargo, la causa más importante de Gringo González, por la que quedó recluido ayer, se inició el 10 de enero de 2015, en Pedro Juan Caballero, cuando la Policía incautó 252 kilos de cocaína que fueron recogidos de una pista de aterrizaje clandestina supuestamente por los entonces concejales departamentales de Amambay César Augusto Quevedo Isnardi (PLRA) y José María Bogado Martínez (ANR).
La droga fue recuperada personalmente por Gringo González solo una semana después, el 17 de enero de 2015, cuando los policías de guardia en la Jefatura de Policía de Amambay sacaron las bolsas repletas de cocaína de la armería del Grupo Especial de Operaciones (GEO) y las tiraron al patio de la Gobernación, donde ya esperaban en un vehículo el citado capo, uno de sus hijos y su nuera. Esos policías involucrados siguen presos hasta ahora, sin condena.
Vivía en las narices de la Senad
Clemencio González cayó preso en una operación del departamento de Investigaciones de Amambay, cuyos agentes lo localizaron en una de las residencias del condominio cerrado Ayres del Norte, que paradójicamente queda prácticamente al lado de la oficina regional de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).
Es decir, el tercer narco más buscado del país vivía en las narices de los agentes especiales de combate al narcotráfico que en teoría debían perseguirlo.
El comisario principal Rubén Paredes, quien dirigió la captura, relató en el programa Crimen y Castigo de ABC TV que rodearon con 70 hombres los 830 metros de largo y los 230 metros de ancho del complejo, pero que de todos modos el veterano traficante corrió unos metros armado con una pistola, en un intento por eludir su detención.
Sin embargo, los policías tuvieron que hacer disparos intimidatorios con fusiles para reducir a Gringo, quien fue arrestado cuando tropezó y cayó al suelo mientras corría.
Lo primero que hizo al ser apresado fue pedir agua para tomar uno de sus medicamentos, ya que hace solo dos semanas superó el coronavirus que lo tuvo en cama por varios días, según reconoció.
Seguimiento a su hijo
La detención de Clemencio González Giménez se concretó gracias al seguimiento que hicieron los policías de Investigaciones a uno de sus hijos, Charles González Coronel, de 29 años, quien ya vivía desde hace varios meses en el citado condominio, pero que hace más de un mes alquiló otra casa en el mismo lugar para su padre.
El mayor temor de Gringo González cuando fue capturado era ser extraditado a Estados Unidos, porque pensaba que la DEA lo tenía en la mira.
Sin embargo, cuando los policías de nuestro país consultaron, no hallaron ningún requerimiento desde Norteamérica, por lo que se cree que Gringo estuvo pagando todo este tiempo a policías y antidrogas que seguramente le hicieron creer que evitarían su extradición.