En ese sentido aclara que no “pueden atribuir a un cliente como “sospechoso” ya que es el oficial de cumplimiento de la casa de cambios quien debe elaborar el perfil del cliente a partir de una información básica solicitada en la norma y si encuentra elementos de sospecha, le informa a la Seprelad”.
También menciona “con referencia a los corredores de cambio (cambistas formalizados), con supervisión del Banco Central, que también se rigen por disposiciones de la resolución 349, y actualmente están trabajando en actualizar una reglamentación específica para los mismos, que será casi en los mimos términos que para las casas de cambio”.
En cuanto a los cambistas informales, que no tienen supervisión del BCP, señala que “corresponde a otro ámbito la aplicación de sanciones para que no sigan operando en el mercado”.
En el país operan alrededor de 10 mil cambistas informales, trabajando en la calle, concentrados en Asunción y las principales ciudades fronterizas. Ninguno de ellos expide facturas y menos aún solicitan documentación sobre el dinero que compran o venden.
En la página web del Banco Central se puede identificar a los cambistas de la calle que sí están registrados: son apenas 11. Solo 11 con nombre y apellido contra 10 mil que pueden manejar dinero sin control alguno.
El abogado Diego Marcet insiste en forma casi tozuda en que se tiene que identificar a todos los que operan a partir de mil dólares, pero no dice una palabra sobre la falta de control a los cambistas de la calle.
En realidad sí dice: “Ese es problema del Banco Central, ellos tienen que controlar”.