Según refirió la mujer, Damiana recibió la ayuda de la tercera edad por alrededor de nueve meses, pero hace dos años se presentó un censista del Ministerio de Hacienda a realizar una evaluación de la situación en que vive la beneficiaria del servicio, y posterior a esa visita la excluyeron del programa, sin explicación alguna, simplemente le cancelaron la tarjeta del Banco Nacional de Fomento (BNF).
La abuela tiene problemas mentales de nacimiento, y vivía con sus padres en el barrio Pacucuá, a metros de donde actualmente está la costanera “República del Paraguay”. Cuando los afectados fueron reubicados Damiana no recibió ninguna casa, porque vivía con sus padres.
Damiana y sus padres fueron reubicados al barrio Buena Vista, pero cuando éstos murieron quedó sola. Como es una persona que no se puede valer por sí misma, y como tenía más afinidad conmigo, porque el resto de sus hermanos son varones, con mi esposo, Santiago Romero (hermano de Damiana) decidimos traerla a vivir aquí y cuidarla.
Le acomodamos una piecita independiente en el patio de la vivienda, y ella está ahí, con sus necesidades de alimentación, de medicina, y ese cobro de la pensión por la tercera edad significaba una ayuda para ella.
No entendemos el criterio con que este censista evaluó la situación de mi cuñada, tal vez porque vieron que la piecita que ocupa es de ladrillos pensaron que vivía demasiado bien, señaló la dueña de casa, quien también cuestionó la insensibilidad y falta de criterio de equidad de quienes dispusieron la cancelación de una ayuda de G. 500.000 mensual a una persona que literalmente no tiene para comer, cuando en los organismos del Estado se gastan ese dinero en bocadillos, en un solo día.
Reclamamos una atención del Estado para esta persona, es una responsabilidad social que tiene, y si bien nosotros hacemos un esfuerzo para ayudarla y no la vamos abandonar, creemos que corresponde que tenga una atención del gobierno dentro de sus planes sociales, indicó.
En momentos de crisis como la que estamos viviendo con esta prolongada pandemia es cuando más se necesita la presencia del Estado para ayudar a la gente, dijo, y refirió que desde hace varios meses también se hacen cargo de una hermana suya, que sufrió un accidente cerebrovascular y quedó postrada en cama.
Dentro de la precariedad tenemos también que sobrellevar el cuidado de mi hermana, sin ninguna ayuda del Estado en la compra de medicamentos o tratamiento de fisioterapia.