Transformando realidades desde la educación popular

La educación popular se convirtió en un instrumento importante durante esta pandemia. Mediante el proceso de autoeducación, en los barrios más populares de Asunción, los niños y niñas pudieron reconciliarse con sus tareas escolares, aprender a leer y jugar con los colores.

Escribiendo palabras luego de ver el cuento “El Principito”.
Imágenes del acto del cierre de las actividades, mostrando a los niños y niñas los momentos que compartieron juntos durante el año pandémico. Entregaron a los chicos chocolatadas, galletitas, burbujitas y pandulces. (Fotos: Gentileza)gentileza
La estudiante universitaria de Trabajo Social Laura Vera, la niña Carolina Báez y la educadora Cira Novara.
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La organización barrial Kuarahy Mimbi trabajó desde inicios de la cuarentena social y obligatoria, con las familias de los diferentes barrios del Bañado Sur para llevar adelante las ollas populares. De ese proceso colectivo nacen las Ollas Populares Solidarias de CaacupemÍ, Bañado Sur, coordinadas por la educadora popular Cira Novara. También desde marzo se suspenden las clases escolares y el MEC resuelve que la escuela se convierte al modo virtual y las tareas hay que hacerlas con los padres o solos.

Algunas de expresiones de las madres fueron: “Ndaikatui anmbo’e che membype” (No voy a poder enseñarle a mi hijo); “Che nantendevéima la itarea” (Yo ya no entiendo más las tareas); “Che aguereko petei celular’inte” (Yo tengo solo un celular); “Che ko apenami alee” (Yo apenas puedo leer); “Hasy eterei la itarea” (Demasiado difíciles son las tareas).

Es así que en el mes de abril se creó un espacio educativo para apoyar a las niñas y niños en sus tareas escolares. “Rápidamente se extendió la noticia en la comunidad y de ser 7 pasaron a ser 15 y luego 45 niñas y niños los que acudían en un principio al patio de la casa de Kimberli Samaniego, luego pasamos a la cocina en los días de frío y, finalmente, a una pieza cedida por la familia”, nos comenta Cira Novara, quien organizó todo este proceso.

Los niños pensaban que no iban a poder aprender

“La mayoría de las niñas y niños que acudían no desarrollaron aún la lectoescritura teniendo en cuenta la edad y a pesar de estar ya en tercero o noveno grados. Al principio pensaban que no iban a poder, pero había muchas ganas de aprender. Por eso partimos desde el conocimiento de sus realidades, dónde estaban, qué sentían, dónde vivían y lo que eran”, nos comenta Cira.

El pasado 23 de diciembre las Ollas Populares Solidarias cerraron lo que llaman el primer ciclo educativo. Afirman que el proceso seguirá y retomarán sus actividades el 28 de enero del 2021 con un nuevo programa desde un enfoque integral que incorporará actividades diversas vinculadas a la realidad.

Equipo de voluntarios

Jóvenes universitarios se sumaron voluntariamente a la tarea. Estudiantes de Trabajo Social y de Comunicación de la UNA y recientemente estudiantes de la FADA también vienen acompañando el proceso psico-pedagógico, para a la vez formarse en temas como manejo de grupos, educación asertiva y otros.

El espacio también posibilitó el acercamiento y trabajo colaborativo de profesionales de psicología comunitaria de Filosofía, encuentros y conversatorios con estudiantes y docentes de Ecología Humana y trabajos de extensión universitaria con la FACSO y el Rectorado de la UNA.

“Esta experiencia nacida en tiempo de pandemia y en medio de una crisis profunda nos muestra un camino a experimentar para aportar al desarrollo integral de los niños. En este camino se visualiza a cada niña y niño como un ser único, pero a la vez colectivo, vinculado a su historia y a su entorno. Se entiende que no podemos volver atrás, a la “normalidad” pasada, porque esa normalidad margina, embrutece y expulsa del sistema educativo y social a estos niños y a sus familias. Hoy se plantean nuevos desafíos para las educadoras. Se evidenció que una nueva educación es posible para la creación del nuevo ser social y político que transforme la sociedad”, puntualizó Cira.

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