Mujer se encadenó a un árbol para evitar que sea talado

En el microcentro de Asunción, una mujer de 55 años decidió encadenarse a un árbol de lapacho para evitar que el mismo sea talado por unos empleados que realizaban trabajos de poda. La manifestante argumentó que, tras reclamar el permiso municipal, se suspendieron las tareas. Igualmente, señaló que este tipo de actos es común en la zona a fin de comercializar las maderas.

Una mujer de 55 años decidió encadenarse a un árbol para evitar que sea talado.
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Empleados particulares estaban haciendo tareas de poda del árbol de lapacho sobre la calle Brasil y Teniente Fariña del microcentro de Asunción. Rossana Torres Bordas, la mujer que se encadenó, vive a metros del sitio y señaló que, mientras se movilizaba por el microcentro, se percató de las tareas, por lo que decidió solicitar el permiso municipal a los trabajadores.

“Quiero ver el permiso de la municipalidad. No tengo problema, si hay un permiso que jamás vino”, expresó.

Tras los reclamos de la ciudadana, los empleados le indicaron que el árbol estaba afectado por una invasión de termitas. Sin embargo, el lapacho –según Torres– se encontraba en perfectas condiciones y ni siquiera sus raíces perjudicaban a la vereda donde estaba ubicada.

“El árbol no está enfermo, no está podrido. Salen y me dicen que tiene termitas. El árbol está sanísimo, ni siquiera levantó la vereda”, sostuvo.

Según la mujer que se encadenó, los empleados particulares fueron contratados por un vecino de la zona que es dueño de la propiedad que se encuentra frente al lapacho. Sin embargo, indicó que, hasta ahora, ninguna persona se presentó con ningún permiso municipal.

“Está frente a una vivienda que está en alquiler y creo que es de un vecino de al lado, porque ahí guardaron todas las cosas y los troncos”, afirmó.

La mujer refirió que este tipo de tareas son constantes durante los fines de semana o los días feriados, ya que no hay ningún control. Además, denunció el modus operandi de los taladores, pues explicó que suelen realizar trabajos de poda para que el árbol quede seco y luego lo puedan remover para, posteriormente, comercializar la madera.

“Vienen y le dejan así mutilado al árbol para que se seque. Porque si no le dejas ramas y hojas, se asfixia y muere. Entonces, esperan un tiempo, se seca el árbol, y vienen a sacar”, subrayó.

La mujer indicó que el lapacho tenía un valor importante debido a que medía unos 8 metros de altura y casi 3 metros de diámetro aproximadamente. Asimismo, indicó que servía de protección para transeúntes y pasajeros ante el intenso calor, por la sombra que ofrecía.

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