ITAPÉ (Carlos Avalos, corresponsal). Los devotos de la Virgen del Paso honraron ayer su protectora espiritual en forma virtual. Esto, debido a que las celebraciones religiosas se realizaron sin presencia de fieles, cumpliendo con las medidas sanitarias para mitigar la propagación del covid-19.
La misa central estuvo presidida por el obispo de la diócesis de Villarrica, monseñor Adalberto Martínez, y fue transmitida a través de redes sociales.
El obispo en su homilía habló sobre la pandemia que atraviesa el país y el mundo. Instó a los fieles a tener amor al prójimo con responsabilidad y compromiso. “El compromiso con el prójimo requiere la responsabilidad de cuidar de nuestra salud y cuidándonos nosotros estaremos cuidando a los demás”, expresó.
Indicó que más que nunca nuestra comunidad y el país necesitan promover el sentido de fraternidad. “Necesitamos derribar las barreras que existen entre hermanos con prejuicios, intolerancia, querer destruir o eliminar al otro, habladurías, a veces nos erigimos como verdugos y como jueces para dañar la reputación o el honor de las personas”, señaló.
Dijo que ojalá salgamos de esta pandemia siendo mejores y no hablemos de los otros sino de nosotros. “Ojalá demos un salto hacia una nueva forma de vida, para expresar la solidaridad necesaria, debemos reconocernos todos como hermanos sabiendo de que hay tantas carencias y necesitados. Miramos rostros de secuestrados, asesinados y privados de su libertad por lo que pedimos encarecidamente al Todopoderoso que toque el corazón de todos ellos”, expresó.
El obispo señaló que la diócesis de Villarrica, que comprende Guairá y Caazapá, tiene el desafío de asumir el mandato de amor con gestos, seguridades alimentarias, iniciativas concretas, entre otros. Para superar situaciones concretas que impiden a nuestra gente vivir con la dignidad que corresponde como ciudadanos y como hijos de Dios. Si bien la construcción de una sociedad más justa para que todos los ciudadanos tengan acceso a lo necesario para una vida digna es tarea de la política, las autoridades y de la iglesia”, señaló.
Tras el oficio religioso se realizó la tradicional procesión de la imagen de la Virgen del Paso, primeramente por el patio del Santuario. Luego la venerada fue alzada en una canoa para continuar su caravana por el río Tebicuarymí.
La de la Virgen del Paso es considerada la segunda fiesta mariana más importante de nuestro país, luego de la de Caacupé. Miles de devotos cada año llegan a ella en peregrinación.