En comunicación con ABC Cardinal este viernes, monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, describió sus sentimientos durante la inédita celebración de la misa central del día de la Virgen de Caacupé, el pasado martes, una celebración que todos los años reúne a decenas de miles de personas en esa localidad para una multitudinaria misa al aire libre, pero que este año se realizó sin peregrinos y a puertas cerradas a causa de la pandemia de COVID-19.
“Ver la plaza vacía y que no esté absolutamente nadie es algo inenarrable, es difícil de expresar”, comentó el obispo Valenzuela. “No sabés qué hacer, qué decir, uno se ve desconcertado”, agregó.
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El obispo Valenzuela, que el sábado cumplirá 38 años de vida sacerdotal, preside cada año la misa central del día de la Virgen de Caacupé, la principal celebración religiosa de Paraguay y que cada año reúne en la capital del departamento de Cordillera –popularmente llamada la “capital espiritual” del país– a miles de personas que peregrinan hasta allí para expresar su fervor religioso.
Sin embargo, este año, el Gobierno y las autoridades de la Iglesia católica en Paraguay resolvieron realizar la misa central a puertas cerradas y disuadir a los fieles cristianos de peregrinar a Caacupé ante el riesgo de un contagio masivo de COVID-19, y las calles de la ciudad, que en años anteriores rebosaba de gente durante el 7 y 8 de diciembre, permanecieron vacías.
A fin de contribuir a que los fieles no acudan, este año la imagen de la Virgen de Caacupé fue la que peregrinó, recorriendo varios puntos del país durante las semanas previas al 8 de diciembre.
Las cifras más recientes del Ministerio de Salud Pública indican que 1.914 personas han fallecido en Paraguay a causa del COVID-19 y se han registrado casi 91.000 contagios de la enfermedad, que a nivel mundial ha causado más de un millón y medio de muertes.