En un lapso de solo dos horas antes de fallecer, un paciente de 54 años le escribió una carta a su esposa. Estaba internado en el Ineram y fue una de las más de 1.700 víctimas del coronavirus en Paraguay. Este fue su escrito:
“A mi amor y a mis hijos, se ha tomado la decisión de la intubación. Mi cuerpo no reacciona. Espero que pueda despertar nuevamente y volver a amarlos como antes. A mi mamá, quiero que sepas que sos la persona más importante de mi vida. Perdón si no puedo resistir. A mis hermanas, las amo mucho y siempre las amaré por todo lo que hicieron por mí.
Gracias a toda mi gente que me quiso… por ahí despierto otra vez, si Dios quiere. Si sucede lo peor, espero me perdones y puedas hacer lo necesario para explicar a nuestros hijos. Te amaré por siempre”.
El Dr. Morínigo, que publicó parte del texto en su cuenta de Facebook, detalló hoy en conversación con ABC cómo se dieron los hechos y por qué decidió publicar la misiva.
“Iniciamos el día con un recorrido con los médicos, con un trabajo en equipo. Uno de los pacientes estaba crítico, era un paciente especial, con su libro de rezos, su rosario. Muy aferrado a la vida. Tenía 54 años. Tuvimos que decirle que la terapia no era suficiente y teníamos que intubarlo”, dijo el médico.
“Lo que más duele de la enfermedad es ver el deterioro del paciente, pero él está lúcido. Le decimos: ‘Mirá don, tenemos que intubarte para seguir adelante’. En ese momento, la cara del paciente es… Pero tratamos de contenerlo lo más que podamos. Una nutricionista rezó con él. Le pidió a una enfermera un libro y le escribe una carta a su esposa. Nosotros, en medio de la adrenalina y el estrés, nos olvidamos. Empezamos el proceso de intubación. Hizo un paro, cuarenta minutos más o menos duró la reanimación. En todo momento tenía su rosario en la mano, ni atinamos a sacárselo, también nos da fuerzas a nosotros”, narró.
Luego de unas dos horas de haberse intubado, el paciente falleció. “En ese momento sacamos las cosas, lo que es un protocolo. La enfermera me dio el libro y me dijo que le escribió algo a su señora y allí ya no aguanté (el llanto). Fue una mezcla de todo”, sostuvo el exministro de Salud.
La “mezcla de todo” es el agotamiento de los médicos del Ineram. “Ya no damos más. Es triste. Son médicos jóvenes, chicas jóvenes, con hijos, esposos. La mayoría no pudimos trabajar a la tarde. Es escuchar una música y llorar. Es lo que pasamos día a día”, lamentó.
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Morínigo afirmó en la charla que el mensaje a la ciudadanía no es el de generar miedo, sino conciencia y responsabilidad en la aplicación de medidas sanitarias. Celebró que las autoridades del MSP “se están dando cuenta que el horno no está para bollos. Queríamos volver a las canchas, es una locura”, expresó. En coincidencia, el ministro Julio Mazzoleni dijo hoy que estaba descartada la posibilidad de la presencia de público en los estadios por lo que resta de 2020.
Morínigo también fustigó al viceministro de Salud, Julio Borba, por no cumplir su promesa de dotar al Ineram de 50 máquinas de alto flujo, dispositivos que sirve para el sostenimiento de pacientes críticos con COVID.
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“Me había prometido un alto funcionario de Salud Pública 50 máquinas de alto flujo, que evita la intubación de un paciente, hace tres meses. Hasta ahora no tenemos. Nos cansamos. Me cansé. El director ya no sabe a qué demonio venderse. Fue el viceministro de Salud el que nos prometió 50 máquinas de alto flujo. El doctor Julio Borba me había dicho”, concluyó.
Hasta ayer, los casos confirmados de COVID en Paraguay treparon a 79.517, con 1.704 decesos. De ese total, 56.510 personas se recuperaron de la enfermedad. La cifra de internados, hasta ayer, era de 721 pacientes, 125 de ellos en terapia intensiva.