CAACUPÉ (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). En el año 1899 se produjo la primera de las suspensiones del novenario a la Virgen de los Milagros de Caacupé y todas las actividades en homenaje a la madre común de los paraguayos. Fue a causa de la pandemia de la peste bubónica que había ingresado al país en abril de ese año y ocasionó unos 300 muertos a nivel nacional. Entonces era obispo de la diócesis de Caacupé monseñor Juan Sinforiano Bogarín y el cura párroco el presbítero José Tomás Aveiro, mencionó Artemio Ruiz, un apasionado de la historia de Caacupé, ciudad a la que le dedicó varios libros.
En 1911, año en que se celebraba el primer centenario de la República del Paraguay y en el que se proyectaba estrenar el Himno a la Virgen de Caacupé, las festividades tuvieron que ser postergadas por la revolución de 1911-1912, en la que se enfrentaron el coronel Albino Jara y el ministro Manuel Gondra. Fueron tiempos de anarquía total, según informes de la época, indicó Ruiz.
Para garantizar la seguridad de los fieles, siendo párroco el presbítero Roque Antonio Fleitas, el novenario y otras celebraciones programadas en honor de la Virgen Serrana se realizaron en mayo del año 1912, según consta en el libro “Caacupé Pueblo mío”, escrito por el historiador Pedro Artemio Ruiz.
En el año 1918, con el ingreso de la gripe española o gripe negra a finales de octubre de ese año, el gobierno decretó una cuarentena sanitaria total, prohibiendo todo tipo de actividades de esparcimiento y espectáculos. Asimismo, decretó el cierre de las iglesias y, por ende, la suspensión de peregrinaciones y festividades de Caacupé. Sin embargo, el novenario y la festividad se realizaron en marzo del año 1919.
La última suspensión a causa de inestabilidad política se dio en el año 1922 a raíz de la guerra civil entre las fuerzas al mando de los coroneles Adolfo Chirife y Pedro Mendoza y del teniente coronel Francisco Brizuela en contra del entonces presidente de la República, Eusebio Ayala.
Asimismo, el 8 de diciembre de 1969, la procesión de la sagrada imagen de la Virgencita Azul de Caacupé no se realizó por disposición de monseñor Ismael Rolón, entonces obispo de la diócesis de Caacupé. Fue en un álgido momento de enfrentamiento entre la Iglesia Católica paraguaya y la dictadura del general Alfredo Stroessner.
Se constituyó en una expresión de protesta contra el dictador Alfredo Stroessner (quien acostumbraba asistir al evento con ministros del régimen) por las desapariciones, torturas y asesinatos de jóvenes y campesinos, así como la expulsión de sacerdotes, recordó el presbítero Marciano Toledo, historiador de la Basílica. El cura recordó ese momento con emoción.
Ese día todo el clero diocesano se reunió en la curia con monseñor Rolón, esperando por si enviaban a la Policía para detenerlos, por su osada decisión, pero finalmente no ocurrió, expresó Toledo.
En esta sexta ocasión, la decisión dada a conocer el 5 de noviembre por el obispo de la diócesis de Caacupé monseñor Ricardo Valenzuela es que el novenario se realice a puertas cerradas y que la feligresía católica mariana participe de manera virtual de la festividad.
Esta vez la mayor fiesta mariana del Paraguay se ve afectada por la pandemia del nuevo coronavirus. La determinación de la Iglesia Católica tiene el respaldo de las autoridades sanitarias y de la mayoría de la ciudadanía caacupeña.
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