La Iglesia exhorta a acatar lo que dice la Constitución

La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) emitió un comunicado en tono crítico a la actuación de la Cámara Baja que sancionó la semana pasada a la diputada Celeste Amarilla. En el documento, titulado “Quebrantamiento del estado de derecho”, advierte la gravedad de la corrupción política.

La CEP critica la decisión tomada por la Cámara Baja, que sancionó a la diputada Celeste Amarilla.Archivo, ABC Color
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La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) tituló “Quebrantamiento del estado de derecho” su documento hecho público ayer sobre la sanción impuesta a la diputada liberal Celeste Amarilla, suspendida por sus colegas por 60 días a raíz de sus expresiones, en las que sostuvo que entre 60 y 70 de sus colegas llegaron al cargo con dinero sucio.

La CEP no menciona a la diputada en el comunicado, pero alude directamente a “la actuación de la Cámara de Diputados, en diversas decisiones relacionadas con sus miembros, y que han merecido serios cuestionamientos de amplios sectores de la ciudadanía”.

La CEP considera oportuno compartir algunos principios de la Doctrina Social de la Iglesia con el objetivo de contribuir al discernimiento sobre las acciones de los que ejercen cargos de representación política.

Además, exhorta a los que ejercen la representación política a cumplir con el juramento de respetar y hacer respetar la Constitución Nacional y las leyes para fortalecer las instituciones democráticas y consolidar el estado de derecho en la República del Paraguay.

Terminó la dictadura

La CEP hace hincapié en que la auténtica democracia es posible solamente en un estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana.

Seguidamente, indica que “la democracia es fundamentalmente un ordenamiento” y, como tal, un instrumento y no un fin. Su carácter “moral” no es automático, sino que depende de su conformidad con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano, debe someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y de los medios de que se sirve".

Habla demás de “deformaciones del sistema democrático”, donde –según señalan– la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social.

Subrayan que este escenario influye negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes y esto debilita a las instituciones.

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