El ministro del Interior, Euclides Acevedo, llegó esta mañana a la zona en donde se produjo el secuestro del exvicepresidente Óscar Denis y su empleado Adelio Mendoza, en la estancia Tranquerita, entre Concepción y Amambay. Comentó que tras apersonarse en el sitio conversó con la comandancia de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) para tener el panorama de cómo sigue la acción de la fuerza de seguridad, la cual –aseguró– va a buscar con firme determinación preservar, “a toda costa y a cualquier precio, la vida del señor Denis”.
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“Las fuerzas de seguridad están decididas no solamente a rescatar con vida sino a sostener el respaldo de la ciudadanía”, agregó y señaló que los grupos armados buscan el deterioro de la paz pública, más aún en un contexto tan delicado como la pandemia de COVID-19.
“La connotación política es muy clara: si bien es cierto, todos somos iguales en la República nacional, hay que reconocer que la figura de Óscar Denis es interesante, tiene una gran connotación política. Obviamente, no hay que descuidar la desaparición del señor Mendoza (empleado del político que estaba con él)”, manifestó.
Señaló que ahora el objetivo de las fuerzas públicas es ubicar, rescatarlo y darle su medicamento al exvicepresidente secuestrado. “Esta es una guerra, probablemente tengan que contemplarse escenarios no muy agradables. Siempre es una guerra de posiciones y de propaganda. Tiene una connotación más política que económica”, aseveró.
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No obstante, señaló que como Ministerio del Interior se adhiere al llamado humanitario de la familia para que le den los medicamentos al político, en atención a que es insulinodependiente.
En cuanto a la posibilidad de que sea el mismo grupo que se enfrentó a la FTC, Acevedo respondió que no considera que sean las mismas personas, sino otros desconocidos que integran la banda criminal.
Finalmente, expresó que de momento todavía no hay ningún contacto. Recordó que "cualquier manual te dice que los contactos no son inmediatos” tras el secuestro.
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La captura del político liberal que fue vicepresidente, senador en dos periodos, titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y diputado nacional se dio exactamente una semana después del enfrentamiento ocurrido en Yby Yaú entre la banda de secuestradores y la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), donde cayeron abatidas dos menores de edad.
Las niñas fallecidas serían hijas de los principales cabecillas del EPP según información que maneja inteligencia, puesto que pudieron haber nacido en los campamentos del grupo armado y luego fueron llevadas a Argentina para su crianza. Ambas entraron al país en noviembre del año pasado, según los datos que se conocen.
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El Gobierno sostiene que el EPP ideologiza a los menores de su familia para luego ponerlos en la primera línea de defensa de los campamentos que montan en zonas boscosas del país. Cabe recordar que anteriormente el esquema delictivo se encontraba entre los departamentos de San Pedro y Concepción, pero se han desplazado hasta el límite de Concepción y Amambay, zona “roja” que también se encuentra minada de narcotraficantes.
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Tras el tiroteo del pasado 2 de setiembre, las fuerzas de seguridad del país hallaron un campamento que -aseguraron- es uno de los más grandes y completos encontrados desde la creación de este grupo criminal, que ya ha perpetrado varios secuestros y cuyas manos se han ensangrentado con el asesinato de Cecilia Cubas, de los alemanes Robert Natto y su esposa Érika Reiser de Natto y del ganadero Luis Lindstron, a quien mataron tras cinco años de haberlo secuestrado y liberado.
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También a manos de este grupo criminal se registró la muerte de Abraham Fehr, a seis días de su secuestro, pero el paradero de su cuerpo y la información de su fallecimiento fueron proporcionados a la familia recién más de dos años después. Además, nada se sabe del policía Edelio Morínigo, también secuestrado por la banda delictiva hace seis años y del cual solo se tuvo una prueba de vida, en octubre de 2014, meses después de que se lo hayan llevado. Su madre, doña Obdulia Florenciano, lleva todos estos años rogando y llorando por una noticia de su hijo, pero nunca ha obtenido una respuesta certera de sus captores ni del Gobierno.