Aunque la oferta de los bancos en principio fue de G. 2,45 billones, el BCP aceptó en esta oportunidad colocar el 75% de los recursos ofertados. A través de la subasta de IRM, el BCP puede controlar la circulación del dinero ocioso (que los bancos no están pudiendo colocar en créditos), pagando una rentabilidad y preservar así el valor de dinero.
No obstante, el monto de IRM colocado en agosto es inferior al de mayo pasado cuando se registró una operación histórica de G. 2,8 billones (US$ 432 millones), de acuerdo con los datos oficiales del BCP.
Pese al menor rendimiento que está pagando el BCP por estos títulos, se ratifica la preferencia de los bancos por invertir en títulos del BCP antes que dar préstamos al público. De acuerdo con los datos que obran en el portal digital de la banca matriz, la tasa pagada por el BCP por estas colocaciones para plazos entre 28 días y 163 días fue a una tasa de entre 0,56% y 0,67%, para plazos de 91 días y 182 días se pagaron tasas de 0,72% y 0,75%, y finalmente para plazos de 364 días y 546 días, los rendimientos fueron entre 1,50% y 2,24% respectivamente, muy inferior a lo que ganarían en la colocación de créditos.
Por ejemplo, los préstamos para mipymes con garantías del Fondo de la Garantía de mipymes (Fogapy) pueden colocarse a tasa del 10% de interés. Justamente para reducir el incentivo por estos títulos, el BCP había rebajado su tasa de política monetaria desde 4% a 0,75%, pero igual las intermediarias prefieren ir por lo seguro (dejar en el BCP) y no arriesgar. A través de la colocación de IRM en el sistema, el BCP busca controlar el dinero ocioso (no colocado en créditos) a fin de preservar el valor del dinero.
Cabe señalar que mediante una nueva normativa, los IRM también se pueden negociar en el mercado de valores. De esa manera, se proporcionarán mayores opciones de liquidez a los tenedores de estos títulos, quienes podrán negociar en el mercado secundario en caso de necesidad de recursos.