Bianca Orqueda, cantante indígena

Bianca Orqueda tiene 21 años, es de la comunidad Uj´e Lhavos, de Filadelfia, Chaco. Ejecuta la guitarra y canta. Recientemente lanzó su sencillo “Ta Lhõv’e - ¿Dónde estás?” en Youtube, canta en nivaclé y en español y cuenta con subtítulos en español, en alemán y en inglés.

Bianca sueña en ser una gran cantante, ejecutar la guitarra y componer canciones en su idioma.
La artista Bianca Orqueda en un encuentro de jóvenes organizado por Mujeres Indígenas del Paraguay (MIPY). Foto: gentileza del Centro de Documentación y Estudios (CDE).
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La joven cantante sueña con hacer un conservatorio de música para niños y niñas en su comunidad indígena. “Ya enseñé a niños y niñas en algún momento, pero mi sueño es que se pueda hacer un conservatorio para niños y niñas indígenas y que puedan cantar en su idioma, componer y rescatar. Tenemos canciones en nuestro idioma que queremos dar a conocer al mundo”, dice Bianca, hija de Francisca Orqueda (indígena Nivaclé), y de un paraguayo que ella no conoce.

“Nunca conocí a mi padre”, dice. Aprendió a ejecutar la guitarra desde niña con una religiosa menonita, Brigitte Dück, profesora de guitarra, quien le enseñó en su casa junto con otras niñas. Y aunque le gustaba más jugar al fútbol, nunca abandonó la música desde los 11 años, cuando su madrina le regaló una guitarra.

“Mi mamá siempre me apoyó en el fútbol, en la música, en lo que decidiera”, cuenta. Cuando terminó la secundaria, intentó estudiar en Asunción la carrera de “Lenguaje Musical” en un instituto pero no se adaptó.

–¿Cómo fue estudiar en Asunción?

–Tenía 19 años cuando estuve por Asunción sola. Estuve con personas extrañas, viviendo en una casa, fue un año muy difícil para mí. Estaba lejos de mis amigas y mis amigos, pensaba que me adaptaría muy rápido, pero en ese momento mi cabeza, mi cerebro explotó más o menos, lloraba casi todas las noches, me sentía presionada de no decepcionar a las personas que confiaban en mí, que me habían ayudado para estudiar, pero en los exámenes me iba muy mal. Sufría muchísimo porque no podía hacerlo bien, era como algo muy diferente. Creo que sufrí depresión en ese momento. Pero, una compañera, Rocío Portillo, me ayudó y me dejó vivir en su casa.

–¿Volviste a Filadelfia?

–A pesar de que no podía hablar con mi madre porque no tenía teléfono en ese momento y no quería molestarla con mis problemas, volví a Filadelfia. Y luego en 2019 comencé a trabajar en la recepción en atención en un puesto de salud de Amistad. Fue entonces que en un día de frío, recibí la llamada de una tía que vive en Córdoba –mi mamá es hija de una indígena y de un argentino– que me ofreció la posibilidad de ir a trabajar con una prima a cuidar de un sobrino y me daría la posibilidad de estudiar en un instituto de arte para indígenas. Pero volví a los dos meses. Necesitaba volver.

–¿Qué sucedió?

–Me encantó Córdoba, aprendí muchísimo y ahí sentí que lo que tenía que hacer era escribir mis canciones en mi idioma, en nivaclé, porque la música se trata de emociones y que no importa el idioma. Compartí con otros indígenas de otros países.

–¿Cómo fue para que grabaras tu sencillo?

–Fui a un encuentro de mujeres jóvenes en Luque en diciembre del 2019. Ahí conocí a personas que me ayudaron a grabar el vídeo, a arreglar la canción y todo salió muy rápido. El resultado es que hayamos podido publicar en estos días con traducciones en alemán e inglés. Tengo dos canciones ya grabadas que están disponibles en mi Instagram @orquedabian, aunque para que pueda ganar dinero lo importante sería que la gente me busque en Youtube, aunque en este momento no estoy pudiendo pagar ni wifi ya me cortaron la línea.

–¿Qué tipo de canciones cantabas?

–Hacía covers de románticos, reguetón o de todo un poco. El reguetón habla muchísimas cosas obscenas, pero yo le cambiaba las palabras, y le ponía palabras más lindas y la gente en Filadelfia empezó a conocerme por eso. Si era más lejos, me pagaban el pasaje y la estadía. Dejé mis estudios el año pasado, este año quería comenzar de vuelta, pero aquí estoy. Estoy componiendo también, pero me faltan recursos económicos y ayuda, porque hay que hacer arreglos y ver cómo suena. Porque hay que grabar y eso cuesta dinero.

–¿Tienen oportunidades los jóvenes indígenas?

–Los indígenas somos muy olvidados, oportunidades para mujeres y para jóvenes no hay en el departamento de Boquerón. La primera vez que fui a un encuentro de mujeres fue en el II Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas en Luque, pero en el Chaco no conozco de muchos espacios o de ningún proyecto que reúna al menos a jóvenes. Estamos muy olvidados.

–¿Cómo están llevando el tema covid y clases?

–Ahora mismo están trabajando a través de la radio comunitaria. Los profesores van a la radio y los alumnos escuchan y si bien al principio costó bastante, parece que están llevando bien. Todos perdimos con la pandemia, muchos jóvenes indígenas perdimos trabajos y en los primeros tiempos, no tuvimos incluso qué comer en muchas casas. En lo personal, me afectó bastante, yo pagaba mi Internet y hacía conservatorios por Zoom, pero no tengo computadora, me cortaron mi línea, estoy en aprietos ahora mismo.

Ayudar a la joven cantante

“Si la gente quiere ayudarme, que sea de corazón. Mi gran sueño es dar clases de canto, enseñar guitarra, tener un centro de artes, un conservatorio”, dice. Su número de teléfono es (0986) 938-373.

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