Núñez expresó que este año vino cargado de retos: la emergencia sanitaria con sus protocolos y la necesidad de internalizar el concepto de vivir en modo covid-19, la virtualización de las clases con sus requerimientos particulares de conectividad y nuevos enfoques andragógicos, el presupuesto cada vez más recortado y las enormes necesidades de seguir creciendo en las distintas unidades académicas del interior del país.
Agregó que otros de los desafíos son los procesos de autoevaluación “en los que nos encontramos inmersos de cara a conseguir la certificación de la carrera por un periodo más; en fin, nos ha tocado enfrentar tiempos difíciles pero hasta ahora hemos sorteado las dificultades con compromiso, dedicación y responsabilidad institucional”.
Tendencias de los alumnos
La decana expresó luego que el plan curricular unificado de la institución está ahora en el 2° curso, de tal forma “que hoy en día y por algunos años más seguiremos teniendo las Orientaciones Medicina Veterinaria y Producción Animal”. Con base en esto, dice, a nivel de grado nuestros datos indican que en la sede San Lorenzo existe mayor inclinación hacia la orientación medicina veterinaria que a la de producción animal, mientras que en las filiales de San Juan Bautista, Misiones, Concepción, Caazapá y San Estanislao esta tendencia se invierte, siendo de primera demanda la producción animal.
Trabajos para egresados
La profesora doctora Núñez refiere que el veterinario es un profesional completo que puede desempeñarse muy bien en cualquier área porque su formación lo permite. “En el área de la salud y producción pecuaria está capacitado para cubrir las necesidades de reproducción, nutrición y alimentación animal, salud pública, medicina interna y cirugía de pequeñas y grandes especies domésticas y de vida silvestre; como así también la preservación del medio ambiente, inocuidad de los alimentos de origen animal y de toda actividad relacionada que promueva el bienestar sanitario y económico de la población. Es decir, cuando hablamos de un veterinario no solo tenemos que pensar en pequeños o grandes animales; sino como un profesional capaz de ocupar cualquier lugar en la sociedad y lo va a hacer de manera eficaz”, indicó la profesional.
Seguidamente, refirió que la educación superior (en cualquier carrera) debe enmarcarse en estándares establecidos por los entes certificadores de calidad. Se debe asegurar que el producto lanzado al mercado cumpla con los criterios mínimos; veterinaria no escapa a este concepto y más aún, por ser responsables de uno de los pilares del desarrollo del país, las instituciones públicas o privadas deben acreditar su idoneidad formadora, dijo. En cuanto a la posibilidad del ejercicio de la profesión, tanto en este como en otros países, señala que existen los mecanismos, leyes, reglamentos e instituciones responsables de velar por su cumplimiento y que es cuestión de hacer cumplir lo que ya está escrito.
US$ 10 millones de recorte
Agregó que se estima que entre el año 2018 y 2020 la UNA en general ha perdido cerca de US$ 10 millones. “Y por casa, para el futuro, podemos decir que vamos de gris a oscuro, porque para el año 2021 se estima que la FCV sufrirá un recorte de alrededor de US$ 395.000 en su presupuesto general de gastos, lo cual obviamente va a afectar muy grandemente el cumplimiento de los logros institucionales. Hasta ahora hemos estado sosteniéndonos con los recursos propios generados por los servicios prestados a la comunidad, la venta de alimentos balanceados elaborados en nuestra fábrica de balanceados y aranceles académicos. Si bien el horizonte no se vislumbra despejado, no es menos cierto que la FCV se ha repuesto de circunstancias gravosas y confío en que el mayor capital de la FCV, que es su talento humano, encontrará la forma de reinventarse para seguir brindado una educación de calidad a pesar de estos tropiezos”, señaló la decana.