Mientras la Junta Municipal de Villarrica lleva a cabo una caldeada sesión ordinaria, paralelamente, una importante cantidad de comerciantes apostados en los alrededores de la antigua terminal de ómnibus, se aglomeran para manifestarse y exigir que la corporación legislativa ratifique la aprobación del pliego de bases y condiciones para iniciar el llamado a licitación pública de la construcción de una nueva terminal por más de G. 4.500 millones, pero en el mismo sitio en donde está apostada.
Los comerciantes alegan que el traslado de la terminal significaría la muerte comercial de la ciudad, “La terminal es el pulmón económico de Villarrica, si se muda se muere la ciudad”, argumentó el empresario Rodolfo Tishler.
Por otro lado, la señora Alicia Benitez, quien tiene su puesto de venta en el mercado municipal, indicó que no permitirán que la terminal se traslade a otro punto y anunció que continuarán con las movilizaciones, pese a violar la cuarentena sanitaria.
El pleno debe analizar una nota de reconsideración presentada por los concejales colorados Rubén Martínez, Ovidio Cuevas, Juan José Unger y el liberal Saúl Maidana, donde solicitan la suspensión de la resolución que se había aprobado por mayoría de 8 votos contra 1 rechazo y 2 abstenciones, aparentemente por carecer de especificaciones técnicas y más detalles sobre la obra.