Los internos exigieron que se rehabiliten los permisos para visitas y que los que ya compurgaron sus condenas puedan salir. “Piden que sus documentos no queden parados, que se puedan agilizar. Otro de los pedidos es que se reanuden las visitas. El viernes se va a resolver eso. La ministra vino a hablar con ellos anoche y el Ministerio de Salud va a ver cómo está la situación para definir el régimen de visitas”, señaló el sacerdote Eugenio Valdez.
El padre negó que los reclusos hayan estado alterados y que se haya generado un motín. “Parecía nomás, pero no estaban alterados”, argumentó.
A su vez, el viceministro de Política Criminal, Rubén Maciel, negó la existencia de un motín y dijo que los ruidos que se escuchaban desde dentro de la cárcel son “a modo de hinchada” porque los reclusos exigen la posibilidad de recibir visitas, una cuestión que se suspendió por razones sanitarias tras el inicio de la cuarentena, a mediados de marzo.
“Está todo bien (…) el barullo que escuchan es a modo de hinchada. Hablamos con sus representantes. Los internos piden la mayor celeridad posible para recibir las visitas, esto se daría en la semana, con la aplicación de medidas sanitarias. La decisión se tomará dentro de la semana”, expresó Maciel.
“Felizmente no tenemos casos sospechosos de COVID-19. La población está sana”, concluyó Maciel.
Por su parte, Dante Leguizamón, del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, añadió que no existen denuncias de presuntas torturas dentro del penal y que se trabaja también en el protocolo para que las visitas puedan entrar a la cárcel. La penitenciaría está rodeada por efectivos de seguridad, especialmente agentes antimotines.