Esta diferencia se da porque la base de cálculo, que es la tasa pasiva, es mayor para las cooperativas. Según datos del Instituto Nacional de Cooperativismo (Incoop), la tasa pasiva (promedio que se paga por los ahorros) es del 8,7%, mientras que en los bancos y financieras ronda el 4,6%.
Estos topes rigen desde el año 2015, y pueden llegar hasta tres veces la tasa pasiva, de acuerdo con la Ley 5476/15. En cuatro años de vigencia de la cuestionada legislación, se ha registrado una pérdida de casi G. 433.000 millones de potenciales financiamientos que dejaron de realizarse y que migraron a sectores no regulados y con altas tasas.
El saldo de cartera de tarjetas en el sistema bancario ronda los G. 2,84 billones, unos US$ 451 millones al cambio actual y representa alrededor 3% del total de la cartera de crédito del sistema bancario, que asciende a US$ 14.662 millones, según datos al cierre del 2019.
El reajuste del tope de interés a tarjetas de crédito fue discutido en distintos ámbitos e incluso se propuso replantear la base de cálculo de límite a una tasa más razonable. La limitación que se hizo dejó fuera a 300.000 usuarios en 4 años.
Entre tanto, el límite de tasa usuraria para los demás productos financieros será del 37% en marzo próximo, por debajo del 37,40% vigente para este mes.
Los topes para tasas consideradas usurarias se encuentran actualmente en niveles históricamente bajos.