El ministro Mazzoleni señaló que hubo varios candidatos para donar el corazón a Wendy, pero por la diferencia de peso no se podía realizar el trasplante. Admitió que su situación era ya muy delicada y que incluso con el trasplante había riesgos, pero sí existía una gran chance de sobrevivir en caso de que se hubiese conseguido un donante.
Recordó que sí encontraron potenciales donantes cuyos padres se negaron a la cirugía. La Ley “De trasplantes de órganos y tejidos anatómicos humanos”, conocida como Ley Anita, establece que todos los mayores de edad son donantes de órganos, pero en el caso de los menores se requiere una autorización de los padres.
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“Es probable que (la ley) necesite ajustes. A medida que se va implementando se van encontrando algunas dificultades para hacerlo todavía mas eficiente”, añadió en contacto con ABC Cardinal 730AM. En ese sentido, destacó que el año pasado se duplicó el número de trasplantes y donantes, gracias a la implementación de esa normativa. “Fue beneficioso, pero todavía hay mucho trabajo por hacer”, acotó.
Mencionó que cada año, se registran cerca de 100 cuadros de cardiopatía en niños que podrían requerir cirugías. “Tenemos que hacer ese ajuste, definitivamente. Esto va a ameritar un análisis específico de cómo podemos abordar y vamos a trabajar con los proyectistas si es que falta algún ajuste”, concluyó.
Wendy era una niña de dos años que necesitaba con urgencia un donante de corazón, pero tras casi 18 meses de espera su situación se fue agravando y ayer por la mañana se confirmó su deceso en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu. Incluso hasta una noche antes, los médicos estuvieron intentando convencer a los familiares de un menor fallecido que acceda a donar su corazón, pero lamentablemente no lograron conseguir la aprobación.