El encuentro fue organizado por la articulación “Mujeres Indígenas del Paraguay” (MIPY) y participaron más de 150 nativas, representantes de 19 pueblos originarios de Paraguay. En la ocasión, también discutieron sobre la falta del fortalecimiento del liderazgo político a través de un diálogo intergeneracional.
Las participantes presentaron planes e ideas referentes a los “Objetivos de desarrollo sostenible” (ODS), con la intención de dejar de depender de los hombres de sus comunidades y además buscan poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas nativas. Dijeron que necesitan lograr la seguridad alimentaria para mejorar la nutrición de sus familias y promover la agricultura sostenible en sus mismas comunidades enfocada al sustento.
Al respecto, Clemencia Herrera Nemerayema, de Colombia, compartió su experiencia en el encuentro sobre los logros de varios emprendimientos que llevó a cabo en su país tras el desplazamiento de sus tierras. Ella es miembro de la Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac) y fundadora de la Escuela de Formación Política para el Liderazgo y la Gobernabilidad en la Amazonía colombiana, directiva, empresaria e impulsora del proyecto productivo Mujer Tejer y Saberes (Mutesa).
Señaló que actualmente los pueblos indígenas ocupan unas 25.000.000 hectáreas tituladas en Colombia, donde habitan más de 125.000 personas que hablan unos 150 dialectos. Los mismos padecen de múltiples necesidades y también soportan el interés de las multinacionales que desean explotar las tierras para sus propios beneficios dejando de lado a los nativos.
Mensaje para las mujeres indígenas
Hermelinda manifestó que durante el encuentro conversó con las participantes sobre los emprendimientos realizados en su país. Dijo que, sin dejar de lado la cultura indígena, se puede emprender grandes proyectos. Aseguró que adoptar las costumbres de otros pueblos no debe ser un obstáculo para el progreso.
“El hecho de saber usar un computador, un celular, por vestir diferente, además de tener acceso a las nuevas tecnologías, no significa que perdamos nuestras costumbres y tradiciones”, expresó la emprendedora.
Empoderamiento sin perder las costumbres
Herrera Nemerayema contó cómo en Colombia las mujeres indígenas se independizaron de los varones sin perder sus costumbres y menos faltando al respeto a los miembros de sus pueblos.
Como consecuencia del desplazamiento de la Amazonía, migraron en gran número hasta la ciudad de Bogotá, donde lograron fundar en 2009 el “Centro Cultural Mujer – Tejer y Saber” (Mutesa). El lugar es un espacio para la participación y la protección de las mujeres indígenas de la Amazonía víctimas del conflicto armado y del desplazamiento forzoso, a través de la creación de un programa con enfoque diferencial que responde a las necesidades de las víctimas.
La casona donde hoy funciona el Centro en el barrio Chapinero Alto de Bogotá fue entregada a estas mujeres por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. La misma se encontraba en total estado de abandono, pero fue refaccionada por las mismas para luego convertirla en una galería donde se disfruta de gastronomía típica de las comunidades indígenas de la Amazonía colombiana. También comercializan en el lugar artesanías, prendas de vestir, entre otros, hechos por ellas mismas. Además, reciben constantes capacitaciones para emprender en diferentes tipos de negocios.
En la Amazonía tienen una Escuela de Formación Política para el liderazgo, cuya base fundamental es inculcar en los jóvenes el sentido de pertenencia. Ahora están creando la primera Universidad Indígena Intercultural de la Amazonía colombiana, donde se trabajará en fortalecer la cultura.
El enfoque es itinerante, es decir, salir de las cuatro paredes y llegar a cada una de las comunidades para adecuarse a las respectivas dinámicas de los pobladores. “La iniciativa es un proyecto a pulmón. El Gobierno jamás apoya nada. No tenemos presupuesto, pero ahí vamos”, dijo.