Si bien los usuarios de silla de ruedas aplaudieron que se haya llevado a cabo esta obra para hacer una basílica más inclusiva, indicaron que algunas de las rampas son muy pronunciadas y que se hace imposible ascender sin ayuda.
Incluso algunas personas que iban de acompañante tuvieron que pedir ayuda a la Policía para empujar la silla de ruedas hacia arriba, ya que se requería de un esfuerzo grande para poder avanzar.
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Otro aspecto recomendado es la señalización de los sitios para que puedan verse desde lejos. Por su parte, algunos se quejaron de que peregrinantes reposan en las rampas, lo que causa retraso a la hora de hacer uso de las mismas.
La fiesta católica por la Virgen de Caacupé se festeja cada 8 de diciembre y congrega a una gran cantidad de fieles que llegan en distintos puntos del país ya sea en buses, automóviles, bicicletas, carretas o caminando desde lejanas Ypacaraí, Kurusu Peregrino o ciudades más lejanas, para pagar promesas o hacer nuevos pedidos a la santa patrona de la capital cordillerana.