La ausencia de lluvias sienten los pobladores, ya que sus reservorios caseros como aljibes están agotados. El campo está con pasturas amarillas y los tajamares con poca o ninguna agua.
Las tempranas lluvias, que caen normalmente ya a fines de octubre y durante el mes de noviembre, posibilitan la siembra de cultivos de rápido crecimiento, como sandías, melones, porotos y otros, tanto para el autoconsumo como la comercialización. Esta primera actividad agrícola es muy esperada sobre todo en las comunidades indígenas, pero hasta ahora no se ha podido iniciar.
La ausencia de lluvias importantes y generalizadas se anuncian en muchas partes del Gran Chaco Sudamericano y algunos pronósticos advierten que la situación puede seguir así hasta inicios del verano, siempre con la posibilidad de caída de lluvias en forma aislada, en diferentes lugares de la región.