La pobreza, la urbanización, el cambio climático y las malas decisiones alimentarias dan como resultado grandes perjuicios para la salud de los niños.
Así lo confirma un informe de la Unicef, que muestra preocupantes cifras. Uno de cada tres niños menores de cinco años en el mundo está desnutrido, mientras que dos de cada tres niños menores de dos años están mal alimentados, también a nivel mundial.
Esto muestra que un número alarmantemente elevado de niños sufre las consecuencias de un sistema alimentario que no tiene en cuenta sus necesidades, advirtió la UNICEF en un nuevo informe sobre los niños, los alimentos y la nutrición.
La mala alimentación puede perjudicar el desarrollo cerebral de los pequeños, interferir con su aprendizaje, debilitar su sistema inmunológico y aumentar el riesgo de infección y, en muchos casos, de muerte.
Exceso de peso también es un problema
Por otro lado, en Paraguay, según datos de 2018 del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional, tres de cada 10 niños y niñas menores de cinco años padece de exceso de peso, mientras que el 11,4% de las niñas y niños menores de 5 años padece de desnutrición crónica.
En cuanto a la prevalencia de lactancia materna exclusiva, esta asciende solo al 31,3% en nuestro país.
Según referentes de la Unicef, la razón por la que millones de niños subsisten con una dieta poco saludable es simplemente porque no tienen otra opción.
Por lo tanto, no solo se trata de conseguir que los niños coman lo suficiente, sino de que coman los alimentos adecuados. Ese es el desafío de todos los responsables de los mismos en la actualidad.
Existe además un área muy poco explorada hasta ahora: una triple carga de malnutrición que se compone por la desnutrición, el hambre oculta, causada por la falta de nutrientes esenciales, y el sobrepeso entre los niños menores de cinco años.
La lactancia materna no se respeta
El informe advierte que las malas prácticas alimentarias comienzan desde los primeros días de la vida de un niño. Un ejemplo es que, sólo el 42% de los niños menores de seis meses son alimentados exclusivamente con leche materna y un número cada vez mayor de niños reciben sucedáneos de la leche materna, esto, a pesar de que se sabe que la lactancia es fundamental para el desarrollo del recién nacido.
Las ventas de sucedáneos aumentaron en un 72% entre 2008 y 2013 en países de ingresos medianos altos como el Brasil, China y Turquía, debido en gran medida a una comercialización inapropiada del producto en lugar de la leche materna natural, y también debido a la precariedad de las políticas y los programas de protección, promoción y apoyo a la lactancia materna.
Una vez los niños comienzan a consumir alimentos blandos o sólidos cuando cumplen seis meses, a muchos de ellos se les comienza a proporcionar el tipo incorrecto de dieta, según el informe.
La publicidad no ayuda
A medida que los niños crecen, su exposición a los alimentos poco saludables es alarmante, debido en gran medida a la publicidad inapropiada, a la abundancia de alimentos ultraprocesados, y al aumento del acceso a la comida rápida, así como a las bebidas altamente edulcoradas.
Por ejemplo, el informe muestra que el 42% de los adolescentes que asisten a la escuela en los países de bajos y medianos ingresos consumen bebidas gaseosas azucaradas por lo menos una vez al día y el 46% ingieren comida rápida por lo menos una vez a la semana. Esas tasas ascienden al 62% y al 49%, respectivamente, en el caso de los adolescentes de los países de altos ingresos.
Como resultado, los niveles de sobrepeso y obesidad en la infancia y la adolescencia están aumentando de forma alarmante en todo el mundo. Entre 2000 y 2016, la proporción de niños con sobrepeso de entre 5 y 19 años de edad se duplicó, pasando de 1 de cada 10 a casi 1 de cada 5. Hay 10 veces más niñas y 12 veces más niños de este grupo de edad que sufren de obesidad hoy en día que en 1975.
Los hogares pobres se llevan la peor parte
La mayor carga de la desnutrición en todas sus formas recae sobre los niños y adolescentes de las comunidades más pobres y marginadas, señala el informe. Sólo 1 de cada 5 niños de seis meses a dos años de edad procedentes de los hogares más pobres consume una dieta lo suficientemente diversa como para que su crecimiento se considere saludable. Incluso en países de ingresos altos como el Reino Unido, la prevalencia del sobrepeso es más del doble en las zonas más pobres que en las más ricas.
Para abordar esta creciente crisis de la malnutrición en todas sus formas, Unicef hace un llamado urgente a los gobiernos, al sector privado, a los donantes, a los padres, así como a las empresas, para que ayuden a los niños a crecer sanos mediante las siguientes medidas:
*Que las familias, los niños y los jóvenes exijan alimentos nutritivos, incluso mejorando la educación nutricional y utilizando legislación, como los impuestos sobre el azúcar, para reducir la demanda de alimentos poco saludables.
*Alentar a los proveedores de alimentos a que actúen en interés de los niños, incentivando la distribución de alimentos saludables, convenientes y asequibles.
*Establecer entornos de alimentación saludable para niños y adolescentes, mediante la utilización del etiquetado preciso y fácil de comprender, y controles más estrictos de comercialización de alimentos poco saludables.
*Movilizar los sistemas de apoyo, salud, agua y saneamiento, educación y protección social, para mejorar los resultados en materia de nutrición para todos los niños.