Real fue el oficial de policía que ayer logró un desenlace favorable en el amotinamiento, fuga y toma de rehén que perpetraron tres integrantes del Primer Comando da Capital (PCC) en el centro de reclusión de Cambyretá. El comisario logró persuadir a los delincuentes a fin de que se entreguen y vuelvan a la penitenciaría, además de liberar ileso a su rehén y entregar sus armas.
“Me preguntan: ‘¿Cómo adquiriste semejante experiencia?’. Y les digo: ‘Hace años estoy casado’”, comentó en un tono distendido el uniformado en una entrevista para ABC TV.
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En otro punto, destacó que es importante que los responsables de salvaguardar las instituciones penitenciarias sean profesionales con formación para prevención y reacción ante eventos. “Si me dicen a mí hoy 'vas a dirigir una cárcel” debería empezar a prepararme personalmente. Somos preparados para ser agentes de la Policía y, de la misma forma, los agentes penitenciarios se preparan para este menester”, señaló.
Por otra parte, describió los momentos de angustia que vivieron en el operativo de rescate de Miguel Medina, el guardia secuestrado. “En principio, la conversación fue medio tensa. Después ya tuvimos un contacto verbal, fuera del teléfono (…) Ahí la conversación fue más fluida, ya funcionaba mejor”, manifestó.
A su criterio, la clave de la negociación fue cumplir con los requerimientos de los internos. También relató una de las conversaciones que mantuvo con ellos. “Si ustedes no cumplen, entonces yo me veo obligado a romper mi promesa”, contó.
El Crio. Germán Real lideró las más de tres horas de negociación con los tres integrantes del PCC que tomaron como rehén a Miguel Medina, jefe de seguridad del Centro de Rehabilitación Social (Cereso), y se dieron a la fuga.
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Luego de varios pedidos de que entreguen sus armas y liberen al guardia retenido, los reclusos accedieron a volver a la penitenciaría y, una vez allí, entregar sus armas y soltar a su rehén. Otro de los pedidos de los secuestradores fue que la prensa acompañe, transmitiendo el traslado hasta el penal, para garantizar que la Policía no los ultime durante este trayecto o su llegada al centro de reclusión.