Gracias a la rápida acción de los bomberos voluntarios (rojos y amarillos) de esta ciudad, se logró evitar que el fuego llegara hasta el depósito principal de la fábrica, donde se encontraban cientos de bidones de plástico muy volátiles al incendio.
En el momento del hecho se encontraban en la casa uno de los propietarios, Isidoro Hotf, quien comentó que una de las empleadas se percató de que había un denso humo en uno de los dormitorios, y que ya fue imposible llegar al foco del fuego, que se propagaba rápidamente. Por fortuna, el incendio causó solo daños materiales, y no hubo víctimas que lamentar.