Totelo y Joselo parecen ser amigos. Se los ve en una foto celebrando. Es en la sede del Club Centenario en Surubi’i. Al menos eso es lo que revela un posteo de Facebook.
Pero no, no puede ser coincidencia. Totelo es Hugo José Velázquez Escauriza, que el 6 de junio pasado cumplió 24 años. Es el segundo hijo del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez. Joselo, por su parte, es José Miguel Rodríguez González, de 27 años, quien admitió ser uno de los asesores jurídicos del vicepresidente. Además, es hijo de María Epifanía González, la ministra de Seprelad que acaba de presentar su renuncia por este escándalo.
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Velázquez, como era de esperarse, ahora niega a Rodríguez. Lo califica de irresponsable en una entrevista concedida hoy a ABC Cardinal. Dice que no lo querellará, porque le basta con que diga la verdad. Y la verdad es que este joven abogado de 27 años tuvo suficiente influencia para quitar el único punto que podría haber beneficiado a Paraguay de un memorándum de la ANDE en el cual se enumeraban los puntos que debía incluir el acta entreguista que se firmó con Brasil.
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Se trata del punto 6, en el que se establecía que Paraguay iba a poder vender parte de su energía al mercado privado brasileño, cosa que ahora solo puede hacer con el beneplácito del país vecino y que jamás fue todavía realizado, porque es Eletrobras el único ente que compra la potencia de la hidroeléctrica Itaipú en el país vecino.
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A Joselo no solo se le ve con Totelo, sino también con el ministro de Justicia, Julio Javier Ríos, integrante del primer anillo del vicepresidente Velázquez. Está al lado de Richard La Pantera Moray en una foto promocional dentro de un programa de reinserción. En otra foto aparece durante una comida con Carlos (Charly) Duarte, el asesor jurídico de Yacyretá. En otra, está con el gobernador de Caazapá, Pedro Díaz Verón, hermano del preso exfiscal general del Estado.
Queda claro que Rodríguez González está bien conectado y él mismo admitió, también en una conversación con radio ABC Cardinal, que citó al presidente de la República y al vicepresidente Velázquez cuando pidió a Pedro Ferreira, a través de un mensaje de WhatsApp, que se elimine el punto 6 del acta entreguista.
Ferreira dijo no, pero los otros sí le hicieron caso.
Es inevitable que surjan las preguntas de quién le dio la orden para que pidiera eso: por un lado y para defenderse, el joven dice que fue un pedido de los empresarios brasileños que lo contrataron para no poner en alerta a Eletrobras durante las negociaciones de que Paraguay quería actuar solo y vender al mercado privado la electricidad. En ese caso, como mínimo se podría intuir que Rodríguez González actuó de mala fe.
Por el otro, sostiene que todas las autoridades estaban al tanto de las intenciones de negocios con la empresa Leros, que supuestamente tiene vínculos con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Como intermediario aparece Alexandre Giordano, un senador suplente por San Pablo que es del mismo partido del jefe de Estado de ese país.
Sea cual fuere el caso, el hijo de la ministra de Seprelad estuvo al tanto de información que ni siquiera el vicepresidente Hugo Velázquez sabía, según dijo él hoy. Ni siquiera el Congreso y mucho menos el pueblo paraguayo. Tanto poder le confirieron a Joselo que se presume imposible que haya actuado sin la autorización de altísimas autoridades del Ejecutivo, y todos los ojos apuntan al vicepresidente de la República.