PEKÍN. Más de doscientas serpientes se escaparon de un criadero entre los días 26 y 29 de agosto y tres cuartas partes de ellas murieron o fueron recuperadas, pero las autoridades no se enteraron hasta este lunes, cuando fueron avisadas por un vecino que descubrió y mató a una de las cobras en su casa, informó la prensa oficial.
Los responsables del criadero habían comprado de forma ilegal 1.820 huevos de cobra de monóculo a principios de agosto en la provincia sureña china de Cantón y los transportaron sin aprobación oficial hasta Nankín, en un viaje al que sobrevivieron 1.500 crías. Tras ser alertado de la fuga, el Gobierno local de Nankín clausuró el criadero y anunció que sus dueños asumirían la responsabilidad por lo ocurrido, al tiempo que lanzó un dispositivo para capturar a los animales.
Empleados municipales empezaron a patrullar hoy un radio de cinco kilómetros alrededor del criadero, mientras que por los alrededores se distribuyeron ambulancias y personal sanitario con antídoto transportado desde Shanghái. Las autoridades también enviaron a funcionarios a alertar a los vecinos de la fuga de las cobras, aunque trataron de tranquilizarles explicando que se trata de crías de unos 20 centímetros -en la edad adulta llegan a medir dos metros- y con un veneno más débil que el de ejemplares más maduros.
La cría comercial de esta especie de cobra, preciada por su uso en la medicina tradicional china y en la elaboración del vino de serpiente, es habitual en países como China, Vietnam, Laos o Birmania (Myanmar), de donde es oriunda, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.