“Creo que no deberíamos centrarnos en exceso en nuestra desafortunada historia, sino que deberíamos construir las relaciones Japón-China orientadas al futuro”, comentó Abe en su reunión con el consejero de Estado chino, Yang Yiechi, celebrado en Tokio, explicó un portavoz de su oficina a la agencia Kyodo.
Yang, a su vez, dijo que ya existen “opiniones establecidas” sobre la II Guerra Mundial y que es “importante aceptar la historia y avanzar hacia el futuro”. Pese a este último roce diplomático entre Tokio y Pekín tras la inclusión el pasado sábado de estos documentos sobre la matanza perpetrada por tropas imperiales niponas en esta ciudad china entre 1937 y 1938, Abe y Yang acordaron implementar lo antes posible un mecanismo conjunto para evitar accidentes marítimos y aéreos en la región.
Abe también expresó su deseo de reunirse pronto con el presidente chino, Xi Jingping, y con el primer ministro, Li Keqiang, durante la cumbre trilateral que celebrarán Japón, China y Corea del Sur en Seúl a finales de octubre o finales de noviembre. Con este encuentro se quieren reanudar las cumbres de líderes trilaterales que se habían celebrado cada año entre 2008 y 2012 y que están en suspenso desde entonces debido al empeoramiento de los lazos diplomáticos en la región.
Por otra parte, se espera que Abe y Xi puedan celebrar una cumbre a mediados de noviembre, en el marco de la reunión de líderes del G20 que se tendrá lugar en la ciudad turca de Antalya. Además de por la soberanía de las islas Diaoyu/Senkaku, Pekín y Tokio sufren frecuentes encontronazos diplomáticos debido a las interpretaciones sobre la invasión nipona de buena parte de China durante el siglo pasado.
Tras ese último desencuentro, Tokio ha protestado formalmente a Pekín por su campaña para la inclusión de los documentos de Nankín y ha afirmado también que se plantea dejar de financiar a la Unesco tras su decisión de incluir el citado material. La matanza de Nankín (este de China) es considerado uno de los capítulos más sangrientos de la invasión nipona, y ella murieron 300.000 personas y fueron violadas 20.000 mujeres y niñas, según cifras chinas