Una fuente de la presidencia brasileña explicó a la AFP que el “monitoreo” del mandatario de 79 años, que se encontraba en terapia intensiva desde la cirugía, “pasa a ser en intervalos” y ya no está bajo control permanente.
“No va salir de la sala en la que está (UTI, unidad de terapia intensiva), sino que el monitoreo continuo va siendo retirado por la evolución del cuadro”, detalló la fuente.
Lula “sigue lúcido y orientado, se alimentó normalmente y realizó caminata por los pasillos”, agregó el boletín del Hospital Sirio-Libanés.
El presidente de izquierda fue operado con éxito el martes por un hematoma cerca del cerebro derivado de un golpe sufrido hace casi dos meses, cuando se cayó en el baño de la residencia presidencial en Brasilia.
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Dos días después se sometió a una nueva intervención complementaria, un cateterismo para minimizar el riesgo de más sangrados en el futuro.
“(Lula) está neurológicamente perfecto, está óptimo”, informó el jueves el neurocirujano Marcos Stavale, uno de los médicos que lo atienden, en una rueda de prensa.
Tras su salida este viernes de cuidados intensivos, se prevé que el mandatario deje el hospital paulista el lunes o martes de la semana próxima y regrese a Brasilia.
Una vez en la capital, necesitará “reposo relativo por algunas semanas”, según los médicos.