Lo dice en un mensaje publicado esta madrugada en su cuenta de X después de que el líder de la junta maliense, el general Assimi Goita, decretara su destitución y la de todo el Gobierno, nombrado en 2021 por los militares tras el golpe de Estado de 2020.
La destitución se produjo después de que este fin de semana Maïga criticara que el pasado marzo la junta militar pospusiera "unilateralmente", sin debate en el Gobierno y "sine die", el fin de la transición y la celebración de elecciones en el país.
Tras sus palabras, organizaciones cercanas a la junta en el poder le criticaron y pidieron su dimisión, y se convocaron manifestaciones en este sentido.
Según el ex primer ministro, los que reclamaron su salida del Gobierno son asociaciones y partidos políticos creados recientemente y dirigidos por "verdaderos enemigos de la transición", por "agentes dobles" y "ciertas autoridades regionales".
Maïga denuncia que en los informativos de la televisión pública -controlada por la junta- del pasado lunes y martes se dijeron "muchas mentiras, amenazas, pero en ninguna parte había argumentos o razones políticas objetivas para apoyar tal hostilidad hacia el primer ministro".
El ex primer ministro añade que "los líderes de dichas concentraciones son, entre otros, antiguos terroristas y rebeldes arrepentidos que martirizaron y violaron a las poblaciones del norte de Mali en 2012, criminales, oportunistas de todo tipo, ignorantes de todo tipo que ni siquiera conocen los motivos de las manifestaciones".
"¿Todo esto para qué? ¿Para obtener la dimisión del primer ministro? ¡Qué pena!", se lamenta Maïga en su mensaje.
En su discurso del pasado fin de semana, que ha provocado su dimisión, Maïga recordó que la junta militar fijó en marzo de 2022 un plazo de dos años para concluir la transición a la democracia, fecha que se alcanzó el pasado marzo pero que fue pospuesta sin un nuevo horizonte.
"Fue pospuesto sine die, unilateralmente, sin debate en el seno del Gobierno", afirmó Maïga entonces, y criticó que hoy en día en Mali "no hay debate sobre el tema" y él mismo se limita "a contentarse con rumores de la prensa".
Tras el vencimiento del último plazo de dos años fijado por la propia junta militar para culminar la transición a la democracia, el gobierno maliense decretó la suspensión de las actividades de los partidos políticos y las actividades políticas de las asociaciones, alegando razones de "orden público".
La junta en el poder ha roto relaciones con Francia -antigua potencia colonial-, ha echado del país a las misiones internacionales francesa y de la ONU, y se ha acercado a Rusia y a las vecinas juntas militares en el poder en Níger y Burkina Faso, todo ello en un contexto de grave crisis de seguridad y económica.
Mali sufre ataques terroristas crecientes perpetrados por grupos leales a Al Qaeda y al Estado Islámico, y desde hace meses tiene otro conflicto abierto con los independentistas del norte del país (Azawad), que declararon la guerra a la junta tras diez años de paz.