La tormenta ciclónica, conocida localmente como Ofel, golpeó la provincia norteña de Cagayan hacia las 13:30 hora local (5:30 GMT) y continuará avanzando en dirección norte-noroeste hacia las islas filipinas Babuyan.
PAGASA señaló que Usagi se debilitó poco antes de tocar tierra, pasando así de la categoría de super tifón a ser considerado simplemente como un tifón, y golpeó la costa con vientos sostenidos de hasta 175 km/h y ráfagas de hasta 240 km/h.
Las autoridades de Cagayan ordenaron este jueves la evacuación forzosa de las zonas en riesgo de sufrir inundaciones y avalanchas en la provincia, que al igual que otras regiones del norte del país, se ha visto afectada por el paso de cinco ciclones consecutivos previos en un breve espacio de tiempo.
Trami, conocida localmente como Kristine, tocó tierra en la provincia norteña de Isabela el pasado 23 de octubre y dejó 139 muertos. Pocos días después, el paso del supertifón Kong-Rey volvió a golpear Filipinas, haciendo que las autoridades elevaran a 162 los fallecidos por ambos ciclones.
El tifón Yinxing dejó el 7 de noviembre a más de 40.000 afectados en el norte del país, mientras que Toraji tocó tierra el lunes en la provincia norteña de Aurora provocando daños materiales y obligando a las autoridades a evacuar a unas 32.000 personas. Estas dos últimas tormentas consecutivas no dejaron víctimas mortales.
Tras el impacto de Usagi, Filipinas ha dado ya la alerta por el acercamiento de una nueva tormenta tropical, Man-Yi, que podría tocar tierra en el norte del país durante el fin de semana. Bautizado localmente como Pepito, PAGASA señaló que continuará cobrando fuerza y podría convertirse en un tifón mañana.
Filipinas sufre unos 20 tifones y tormentas tropicales por año, especialmente en la temporada de lluvias, que suele comenzar en junio y termina en noviembre o diciembre.