La Iglesia ortodoxa rusa condena el uso de mano de obra barata extranjera en Rusia

Moscú, 31 oct (EFE).- El patriarca Kiril, jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, condenó hoy el uso de la mano de obra barata extranjera, que calificó de moralmente condenable, cuando se está haciendo un uso más restrictivo en Rusia de la legislación migratoria en medio de una campaña para contener el flujo de inmigrantes ilegales.

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En una sesión de la Asamblea Popular de toda Rusia, Kiril expresó su profundo rechazo a esta práctica "en vista de los riesgos indudables que genera la implicación de gran número de inmigrantes que no están vinculados a nosotros ni cultural, ni espiritual, ni históricamente".

"Los problemas vinculados a la inmigración en nuestro país siempre generan gran preocupación. Aquí se abordan temas como el uso de la mano de obra barata, las ganancias, pero se trata de cosas que también sucedieron en el pasado", sostuvo.

Kiril puso como ejemplo la esclavitud, "que también era mano de obra gratuita, pero al final rechazamos esta práctica".

También se refirió a los derechos de los señores feudales sobre sus siervos, "que también era una fuente de mano de obra barata, sin embargo todo eso fracasó, resultó ser ineficaz y condenable desde el punto de vista moral".

La Duma o cámara de diputados rusa aprobó este martes un proyecto de ley que eleva a hasta 15 años de cárcel las penas por la organización de migración ilegal en el marco de la campaña nacional para combatir la inmigración irregular.

La norma endurece la legislación migratoria rusa al calificar la organización de migración legal como un delito "muy grave o extremadamente grave", penado con privación de libertad de entre 8 y 15 años y multas de entre 3 y 5 millones de rublos (de unos 30.000 a más de 50.000 dólares, según la paridad actual).

Tras el atentado yihadista contra la sala de conciertos Crocus City Hall cometido en marzo por cuatro tayikos y donde murieron 145 personas, Rusia ha restringido la migración.

El presidente ruso, Vladímir Putin, considera prioritario contener el flujo de inmigrantes ilegales, para lo que propuso cambiar "radicalmente" la actual política migratoria y defendió "el principio de que solo pueden venir a vivir y trabajar en Rusia aquellos que respeten las tradiciones, el idioma, la cultura y la historia" del país.

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