Es habitual, aun así, encontrar en los medios de comunicación frases como estas: “El Efecto Mandela o por qué la sociedad cree recordar momentos que no han ocurrido”, “El fenómeno del ‘efecto Mandela’ se difundió en gran medida” o “Muchos de los acontecimientos que vinculamos al ‘efecto Mandela’ tienen origen en la niñez”.
El fenómeno por el que se tiene la falsa sensación general de que algo ha sucedido se conoce como “efecto Mandela”; dado que se trata de una expresión común, lo indicado es que se escriba con minúsculas, como el nombre de otros efectos, sean estos del tipo que sean: “efecto bumerán” o “búmeran”, “efecto desencadenante”, etc. La mayúscula del segundo término de esta expresión sí es apropiada porque “Mandela” es un nombre propio.
Por otro lado, no es necesario destacar “efecto Mandela” con comillas ni cursiva.
Así pues, en los ejemplos del inicio habría sido mejor escribir “El efecto Mandela o por qué la sociedad cree recordar momentos que no han ocurrido”, “El fenómeno del efecto Mandela se difundió en gran medida” y “Muchos de los acontecimientos que vinculamos al efecto Mandela tienen origen en la niñez”.
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