En su discurso ante la Asamblea General, Abdelaty dijo que su país ha emprendido "sustantivos esfuerzos de mediación" entre Israel y Hamás, junto a Catar y EE.UU., pero se han visto "frustrados por Israel a lo largo de varios meses".
Acusó además a Israel -país con el que Egipto firmó un acuerdo de paz en 1979- de protagonizar "una escalada peligrosa que no conoce límites y que empuja a la región entera al borde del abismo", especialmente tras la actual agresión contra el Líbano, país en el que Israel "viola de forma flagrante su soberanía".
En cuanto a las consecuencias del conflicto sobre Egipto, recordó que su país "se opone rotundamente a cualquier intento de resolver el conflicto palestino mediante el desplazamiento de población y su traslado", una idea que también evocó el rey de Jordania ante la ONU y que sale al paso de algunas voces en Israel que sugieren a los palestinos buscar acomodo en otros países árabes.
Pero el discurso de Abdelaty no mencionó el asesinato ayer en Beirut de Hasán Nasrala, el líder de Hizbulá, considerado uno de los hechos más graves de los últimos meses, un síntoma de que la profunda rivalidad entre suníes (la mayoría musulmana) y chiíes (la rama que representa Hizbulá) pesa mucho en la geopolítica de los estados árabes, tanto o más que la oposición a Israel.