Imágenes sensibles: sequía golpea con virulencia a la Amazonía y el Pantanal

SÂO PAULO. La sequía, la peor desde 1950, y los incendios forestales están castigando con especial virulencia la Amazonía y el Pantanal. Mientras, una veintena de municipios del estado de São Paulo, el más poblado e industrializado de Brasil, combaten incendios forestales en sus territorios. El panorama es desolador en el considerado “pulmón” del planeta.

Una densa humareda cubre una zona de la Amazonía, en el estado de Amazonas, Brasil. Los incendios forestales en la Amazonía también están afectado al Pantanal región que es compartida con Bolivia y Paraguay.134423+0000 MICHAEL DANTAS
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En el Pantanal, el mayor bosque tropical del planeta, la crisis hídrica ha dejado a varios ríos en sus niveles más bajos de la historia y ha aislado a decenas de comunidades rurales, dificultando la llegada de alimentos y medicamentos, además de favorecer la propagación de incendios.

Incendio forestal consume la floresta cerca de la Transamazónica, de la BR-230.

El vasto humedal sudamericano, que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay, y que depende directamente de la humedad que llega de la Amazonía, también vive una ola de incendios que amenazan los santuarios ecológicos que alberga la región.

Incendios en São Paulo

La Defensa Civil identificó 23 municipios paulistas con focos activos de incendio, cuatro más que la noche del jueves.

Las llamas llegaron incluso a barrios periféricos de la ciudad de São Paulo, la capital regional, donde los bomberos tuvieron que actuar para apagar un incendio desatado cerca de una gasolinera.

Fotografía aérea que muestra un área quemada debido a los incendios en el Parque Estatal Guajará Mirim el pasado miércoles en la ciudad de Nova Mamoré (Brasil). El parque natural de Guajará-Mirim, uno de los puntos más calientes de la ola de incendios que vive Brasil, tiene ya un tercio de su territorio quemado ante la desesperación de un puñado de bomberos que no da abasto.

El Gobierno de São Paulo ha creado un gabinete de crisis para hacer frente a la ola de incendios, que comenzó el mes pasado y ha obligado a movilizar a unos 15.000 efectivos, entre bomberos, policías, agentes de la Defensa Civil y voluntarios.

Como medida de prevención, también cerró 81 unidades de conservación e intensificó la limpieza de los márgenes de las carreteras.

Un brigadista del Instituto Brasilia Ambiental (IBRAM) trabaja en la extinción de un incendio forestal en el Parque Ecológico Burle Marx, este martes en Brasilia (Brasil). Un juez de la Corte Suprema de Brasil ordenó al semana pasada al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva destinar, en un plazo de 15 días, el "mayor contingente" de militares y policías para combatir la ola de incendios en el Pantanal y la Amazonía.

En paralelo, lanzó un paquete de ayudas económicas a los agricultores afectados, pues las llamas han arrasado áreas de cultivo de caña de azúcar y café.

Las autoridades brasileñas sospechan que la gran mayoría de los incendios son intencionales y, en este sentido, han detenido hasta el momento a 20 personas acusadas de prender fuego en zonas de vegetación.

Bomberos trabajan apagando incendios en varias áreas quemadas del Parque Estatal Guajará Mirim el pasado jueves en la ciudad de Nova Mamoré (Brasil). El parque natural de Guajará-Mirim, uno de los puntos más calientes de la ola de incendios que vive Brasil, tiene ya un tercio de su territorio quemado ante la desesperación de un puñado de bomberos que no da abasto.

En agosto pasado, el estado de São Paulo registró 3.612 focos de incendio, frente a los 352 reportados en el mismo mes de 2023, y en lo que va de septiembre ya se han contabilizado unos 1.500, según datos oficiales.

Río de Janeiro y Minas Gerais, también en la región sureste, también lidian estos días con incendios forestales difíciles de combatir por la baja humedad y las altas temperaturas.

Fotografía que muestra un área quemada debido a los incendios en el Parque Estatal Guajará Mirim el pasado miércoles en la ciudad de Nova Mamoré (Brasil). El parque natural de Guajará-Mirim, uno de los puntos más calientes de la ola de incendios que vive Brasil, tiene ya un tercio de su territorio quemado ante la desesperación de un puñado de bomberos que no da abasto.

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