Entre el 19 y el 30 de agosto, las autoridades judiciales isleñas movilizaron a más de 135 efectivos, llevaron a cabo registros en una treintena de lugares e interrogaron a 65 personas relacionadas con esta situación, indicó la Oficina de Investigación del Ministerio de Justicia en un comunicado difundido por CNA.
Las pesquisas se centraron en ocho firmas del gigante asiático, entre ellas Northern Huachuang, comúnmente conocida como Naura, que habría captado ingenieros de equipos relacionados con semiconductores en Taiwán; y Tsinghua Tongfang, cuya filial taiwanesa contrató a cerca de cien personas para su equipo de investigación y desarrollo.
La Oficina de Investigación también enfocó su atención en Shanghai Hanxin Technology, compañía que, a través de “empresas fantasma” en el extranjero, habría canalizado fondos a Taiwán “para desarrollar componentes de semiconductores” y contratar ingenieros.
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“Shanghai Hanxin Technology utiliza carburo de silicio como material de semiconductores de tercera generación, que posee alta eficiencia y densidad de potencia (...). Si el talento tecnológico de Taiwán es captado por estas empresas chinas, la competitividad industrial de Taiwán se verá afectada”, señaló la Oficina de Investigación.
Otro ejemplo es Chengdu Ruichengxin Micro Technology, empresa con sede en la provincia china de Sichuan (centro) , que presuntamente pidió a sus empleados de Taiwán que “cambiaran su seguro de salud” con el fin de “ocultar sus actividades comerciales ilegales” en la isla.
“Las actividades ilegales de las empresas chinas están afectando gravemente la competitividad de la industria de alta tecnología de Taiwán. Los colaboradores de estas empresas en Taiwán no deben confiar en la suerte, ya que la Oficina de Investigación continuará luchando contra el reclutamiento ilegal y el robo de secretos por parte de China”, sentenció el organismo oficial en su comunicado.
La economía taiwanesa depende fuertemente de las exportaciones de productos tecnológicos, especialmente de semiconductores: la isla concentra el 44% del mercado global de fabricación de chips, por encima de China (28%) y Corea del Sur (12%) , según datos de la consultora TrendForce.