La líder de los Ecologistas, Marine Tondelier, se desmarcó en dos entrevistas, primero a la emisora France Info y luego en BFMTV, de la iniciativa de La Francia Insumisa (LFI, el partido de Jean-Luc Mélenchon), que este domingo amenazó con lanzar un procedimiento de destitución de Macron si no nombra como primera ministra a la candidata del Nuevo Frente Popular (NFP), Lucie Castets.
"No es la línea de los ecologistas", precisó Tondelier cuando se le preguntó por esa iniciativa, que interpretó como la reacción de LFI al hecho de que "Emmanuel Macron se encierra" y no quiere admitir que en las elecciones legislativas celebradas hace mes y medio "los franceses dijeron muy claro que quieren una ruptura política con el macronismo".
Para la líder ecologista "los insumisos reaccionan a su manera" al proponer ese procedimiento de destitución, que sólo para activarse necesitaría al menos el apoyo de todos los partidos del NFP y para salir adelante contar con al menos dos tercios del Parlamento.
Macron no asume su derrota electoral
No obstante, Tondelier quiso quitar importancia a sus diferencias con LFI e insistió en que el verdadero problema es Macron, que no acepta que el 73 % de los votantes de las legislativas optaron por opciones diferentes a la suya, cuando en realidad tendría que haber sacado ya las consecuencias de eso con un cambio de Gobierno.
No sólo los Ecologistas se han desmarcado de la amenaza de LFI de lanzar un procedimiento de destitución, dentro del NFP, sino también los otros componentes de la coalición de izquierdas.
El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, ya puntualizó este domingo que no comparte esa estrategia y que si no se está de acuerdo con la persona que el presidente francés decida nombrar primer ministro, la respuesta tiene que ser presentar una moción de censura contra el nuevo Gobierno.
El secretario nacional del Partido Comunista Francés (PCF), Fabien Roussel, fue más directo y se quejó de la actitud del partido de Mélenchon: "la cuestión ahora no es amenazar con destituir al presidente de la República. La prioridad no es crear una crisis institucional".
Para el líder comunista, LFI con esa maniobra se orienta a las próximas presidenciales, algo que a su juicio no toca.
Pese a esas críticas de sus socios, el coordinador de LFI, Manuel Bompard, afirmó este lunes en una entrevista a la emisora RTL que el procedimiento de destitución "es una posibilidad creíble" para avisar a Macron de que si no nombra a Castets "utilizaremos los medios constitucionales a nuestra disposición para derrocarlo".
Macron cita a los líderes políticos el viernes
Todos estos movimientos se explican porque el jefe del Estado ha convocado el próximo viernes a los jefes de los grupos parlamentarios para que vayan a discutir sucesivamente con él con vistas a la búsqueda de un nuevo Gobierno.
El NFP lleva exigiéndole desde el 23 de julio que nombre como primera ministra a la que designaron entonces como candidata, Lucie Castets, con el argumento de que fue su coalición la que consiguió la primera fuerza en la Asamblea Nacional al término de la segunda vuelta de las legislativas anticipadas el 7 de julio.
En la práctica, la coalición de izquierdas obtuvo, con sus aliados, 193 diputados de un total de 577, lo que le deja en cualquier caso muy lejos de la mayoría absoluta de 289.
La extrema derecha quedó en primera posición en porcentaje de votos, con el 37 % de los sufragios (la izquierda algo más del 28 %), pero el 'cordón sanitario' de la izquierda y del centro-derecha funcionó en las urnas y no obtuvo más que 143 escaños, con lo que se esfumaron todas sus esperanzas de poder ponerse al frente de un nuevo Ejecutivo.
En cuanto al bloque macronista que ha estado gobernando desde 2017, sufrió un serio revés en número de votos (apenas poco más del 20 %), pero el 'cordón sanitario' le permitió salvar relativamente los muebles y obtener 163 diputados, lo que en cualquier caso le impide seguir a las riendas del país si no es con una amplia coalición por ahora difícil de imaginar.