Tanto los responsables del BER como las autoridades policiales berlinesas reconocen que la situación en la que funciona esta infraestructura es distinta después de que los activistas de 'Letzte Generation' interrumpieran esta semana durante horas en Fráncfort y Colonia la actividad de dos de los aeropuertos más importantes del oeste germano.
El aeropuerto de internacional de Fráncfort es, de hecho, el más transitado de Alemania pues es capaz de servir a los viajes de hasta 65 millones de personas al año.
El BER, con una capacidad de 34 millones de pasajeros anuales, aunque para la próxima década hay planes de que pueda ocuparse de hasta 58 millones de tránsitos al año, es otra de las mayores infraestructuras aeroportuarias germanas y la más grande del este teutón.
En vista del escenario abierto por la posibilidad de que activistas se introduzcan, llegado el caso, hasta rompiendo barreras exteriores de aeropuertos, "todos los implicados han intensificado las precauciones de seguridad en torno al recinto aeroportuario", indicó una portavoz del BER.
Esto significa, entre otras cosas, que habrá más agentes de la Policía federal dedicados a la protección del BER, aunque las autoridades policiales no dieron detalles por motivos de seguridad sobre los refuerzos que se llevan a cabo desde que los activistas de 'Letzte Generation' entraran y se pegaran a las pistas de despegue y aterrizaje de los aeropuertos de Fráncfort y Colonia.
Maniobras del Gobierno para mejorar la seguridad
Después de estos incidentes, el Gobierno que dirige el canciller Olaf Scholz y los Ejecutivos de los estados federados reconocen estar en contacto para posibilitar que los operadores aeroportuarios logren mejoras en materia de protección de los aeropuertos.
"La protección de los aeropuertos contra la intrusión en la llamada zona de operaciones, la superación de las vallas, es responsabilidad de los operadores y, por supuesto, nos hubiera gustado que esto funcionara mediante un compromiso voluntario", señaló este viernes un portavoz gubernamental en una rueda de prensa en la que se dio cuenta de la intención del Ejecutivo de legislar al respecto.
"No ha sido así, por lo que ahora tomamos la otra vía", explicó este portavoz, al evocar nuevas medidas legales que están por llegar.
Tras las imágenes que dejaron los miembros de 'Letzte Generation' en Fráncfort y Colonia, el Ejecutivo que forman los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz junto a ecologistas y liberales tuvo que asumir duras críticas.
"La seguridad exterior en los aeropuertos alemanes es catastrófica", dijo al diario berlinés 'Die Tageszeitung' Heinrich Großbongardt, director de una empresa de comunicación con experiencia en compañías del sector aéreo y aeronáutico como la alemana Lufthansa y Boeing.
También formularon críticas desde la Unión Cristianodemócrata (CDU), el principal partido de la oposición en el Bundestag y desde el que se pidió más mano dura contra los activistas.
'Letzte Generation' se "mantiene activa"
"Hay que adaptar y endurecer el delito de poner en peligro el tráfico aéreo", dijo Günther Krings, portavoz parlamentario para cuestiones relacionadas con el Estado de derecho de la CDU y su hermana bávara, la Unión Socialcristiana (CSU).
Este viernes trascendió que los ocho activistas que frenaron durante horas la actividad en Fráncfort quedaron en libertad poco después de su detención el jueves, aunque arrastran cargos por, presuntamente, interferir peligrosamente en el tráfico aéreo, allanamiento de morada, daños a la propiedad y delitos contra la Ley de Reuniones.
Las penas que puedan traer esos delitos no aplacaban el ánimo e 'Letzte Generation', desde donde se reconoció a EFE que la organización se "mantiene activa", con numerosas actividades previstas próximamente que incluyen manifestaciones, eventos y charlas, aunque no se confirmó la intención de repetir algo similar a lo ocurrido en Fráncfort y Colonia en el aeropuerto de Berlín.