Los recursos permitirán promover la adopción de tecnología y prácticas inteligentes y agroecológicas por parte de micro, pequeñas y medianas empresas (MiPYME), indicó el BID en un comunicado divulgado en Tegucigalpa.
Además, impulsarán la incorporación de prácticas de cobertura forestal y restauración del suelo en las zonas de intervención, añadió.
La institución financiera señaló que es la primera vez que un proyecto combina financiamiento del Programa Piloto de Resiliencia Climática (PPCR) con el Programa de Inversión Forestal (FIP), para reforzar la acción climática.
El proyecto beneficiará a 300 MiPYME de forma directa, de ellas el 25 % son lideradas por mujeres.
Una de las acciones de la iniciativa busca fortalecer la resiliencia de las MiPYME ante los impactos del cambio climático, por lo que se les ofrecerá asistencia técnica y apoyo no reembolsable para que puedan adoptar tecnologías climáticamente inteligentes y agroecológicas, explicó el BID.
También, se incentivará la implementación de soluciones basadas en la naturaleza para mejorar la cobertura forestal y la estabilidad de suelos.
Las acciones prevén contribuir "a mejorar el stock de carbono, la infiltración hídrica, la producción de energía y los ingresos de MiPYME mientras se reduce la erosión y la inseguridad alimentaria", enfatizó.
Las cuencas de la hidroeléctrica Francisco Morazán, conocida como El Cajón, y el Lago de Yojoa están situados en la vertiente del Caribe de Honduras, incluyen áreas protegidas y los dos complejos hidroeléctricos más importantes del país centroamericano, añadió el BID.
Destacó que la energía hidroeléctrica es la principal fuente de generación de electricidad en Honduras y para garantizar el funcionamiento óptimo de las hidroeléctricas es fundamental "limitar" la emisión de gases de efecto invernadero del sector energético.
El Lago de Yojoa se localiza en los límites de los departamentos de Comayagua (centro), Cortés (norte) y Santa Bárbara (occidente), y sus principales amenazas son la sobreexplotación del agua a través del cultivo de la tilapia en jaulas flotantes, la contaminación por minería, la deforestación y las malas prácticas agrícolas, según las autoridades hondureñas.
El préstamo tiene un periodo de amortización de 30 años y un periodo de gracias de diez años y seis meses, según el comunicado del BID.