Barcelona es el destino final de estos pasajeros bolivianos afectados pero no de todo el pasaje del crucero, con unas 1.500 personas a bordo que esperan poder continuar su ruta por el Mediterráneo hacia Croacia cuando se resuelva el problema.
El buque procede de Sao Paulo (Brasil) y, entre otras paradas, hizo escala en Málaga (sur de España), donde los ciudadanos bolivianos no llegaron a desembarcar pero ya recibieron el aviso de las autoridades del problema con su documentación, según fuentes consultadas por Efe.
Los afectados decidieron seguir hasta Barcelona, que era su destino final y donde recaló el barco ayer, martes.
Retenidos dentro del buque, los bolivianos aprovechan el tiempo disponible que tienen para subir a la cubierta del crucero MSC Armonía y ver a sus parientes y amigos residentes en la capital catalana, que les esperan en la terminal de cruceros, aunque desde una distancia lejana que apenas permite la comunicación con ellos.
Denuncian un engaño
"Subieron al barco pensando que su visado era legal, pero al llegar a Málaga descubrieron que fueron víctimas de un engaño por parte de la agencia de viajes", explica a EFE Luis Mario Celaya, residente en Barcelona desde hace 20 años y que vive con angustia la situación de su sobrino, embarcado en el buque.
Celaya relata, con la voz entrecortada por el cansancio y la tristeza, que su sobrino le llamó hace un par de días y que venía a darle una sorpresa, pero que no le dejaban desembarcar en Málaga y no sabía si finalmente podría verle.
Celaya explicó que se dirigió primero a Málaga para recoger a su sobrino, pero que luego le informaron de que, como su destino era Barcelona, desembarcaría en la ciudad catalana.
"No es fácil estar aquí todos los días porque vivimos de lo que trabajamos y son muchas horas", lamenta Celaya, que asegura que lleva desde las 7 de la mañana en el puerto barcelonés y ayer permaneció hasta medianoche.
Precisamente, conciliar esta situación con sus respectivos empleos es uno de los problemas de muchos familiares, como es también el caso de Florencio Acuña, que vino el sábado desde Palma de Mallorca (en las Islas Baleares del Mediterráneo) porque su hija y su nieto están dentro del crucero.
"La empresa me ha llamado por la mañana porque me dicen que dónde estoy, que tendría que estar trabajando. Les pedí que, por favor, me dejaran quedarme porque mis familiares lo están pasando muy mal", explica Acuña.
Otro que viajó desde otra parte de España es Juan Carlos Medrano, que llegó a Barcelona este martes desde Navarra (norte) para ver a su hermana, también retenida en el barco.
"Estoy sin comer, apenas he tomado un vaso de café; algunos nos hemos quedado a dormir en coches", afirma este familiar de una de las bolivianas afectadas.
Preocupación por los niños
Una de las mayores preocupaciones de los allegados de los bolivianos retenidos en el crucero es el bienestar de los menores que se encuentran en la embarcación después de tres semanas a bordo.
"Estamos desesperados, ayer estaban los niños asomándose y llorando", asevera Neisa Ledesma, que vino a ver, entre otros familiares, a su hermana.
Ledesma apunta que, a diferencia de los siguientes destinos del crucero, la mayoría de los bolivianos retenidos "tiene familia en Barcelona dispuesta a hacerse cargo de ellos".
"Queremos saber qué van a hacer con ellos; si los tienen que deportar, que lo hagan, pero que no los sigan teniendo como los tienen ahora", reclama por su parte Patricia Alanoca, otra de las familiares que esperan en el puerto de Barcelona a que alguien ponga algo de luz a la incertidumbre que viven.
La Delegación del Gobierno en Cataluña informó de que estos ciudadanos de Bolivia no disponen de un visado válido para entrar en territorio Schengen y, en este contexto, están trabajando junto con la policía española, las autoridades bolivianas y MSC Cruceros "para agilizar los trámites administrativos oportunos y resolver su situación a la mayor brevedad".