Batucada en defensa de Assange a la espera de una decisión sobre su extradición

LONDRES. Tambores y silbatos al ritmo de “Free, free Julian Assange” (“Liberad, liberad a Julian Assange”) cerraron la última jornada de la audiencia en el Tribunal Superior de Justicia de Londres sobre el proceso de extradición del australiano a EE.UU., país que le reclama por delitos de espionaje e intrusión informática.

Un partidario del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, viste un traje de la Estatua de la Libertad en el segundo día de la audiencia de apelación de extradición de Julian Assange, en los Tribunales Reales de Justicia de Londres.NEIL HALL
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Cercada por una veintena de policías, la multitud congregada en la puerta este miércoles por segundo día consecutivo acompañaba a una batucada con gritos de protesta, como “There’s only one decision, no extradition” (“Solo hay una decisión, no a la extradición”) o “US, UK, hands off Assange” (“Estados Unidos, Reino Unido, soltad a Assange”), tras terminar el juicio del que ahora queda esperar una resolución.

Stella Assange (centro), esposa de Julian Assange, participa en una marcha de protesta después de los procedimientos en los Tribunales reales de Justicia el segundo día de la audiencia de apelación de extradición de Julian Assange.

En una jornada sin incidentes, a excepción del desmayo de uno de los asistentes -que se encuentra bien, según confirmó una agente de policía a EFE-, la movilización continuó la protesta en una marcha hasta Downing Street, residencia del primer ministro, Rishi Sunak, donde reanudaron las proclamas por la libertad de expresión y prensa.

Batucada en defensa de Assange marcha hasta Downing Street

Los manifestantes llegaron hasta la residencia del primer ministro británico a las 17.30 GMT, en una marcha liderada por una pancarta con la petición “No extraditéis a Assange, el periodismo no es un crimen”, junto a una foto del australiano en blanco y negro y de los logos de las distintas organizaciones que le apoyan, como Reporteros Sin Fronteras o Amnistía Internacional.

Allí volvió a hablar la esposa de Assange, Stella, quien incidió en que la vida de su marido, el cual no ha acudido a la audiencia por enfermedad, “está en peligro” debido a esta posible extradición.

Además, insistió en comparar al australiano con el opositor ruso Alexei Navalni, cuya muerte en prisión fue anunciada la semana pasada.

“Si es extraditado, morirá a manos del país que planeó asesinarlo”, concluyó, entre gritos de “vergüenza” y “liberad a Assange”.

En estos discursos de cierre, también participó Ben Westwood, hijo de Vivienne Westwood, diseñadora y precursora del movimiento punk en el Reino Unido, la cual participó activamente en la defensa de Assange antes de su muerte.

Westwood se mostró “asqueado de ser británico” por este caso.

“Si él es condenado, será el principio de la oscuridad para todos nosotros”, dijo Westwood.

Batucada en defensa de Assange reclama su liberación

Anteriormente en la jornada se produjeron otros discursos de Stella Assange, que calificó de “inimaginable” la posibilidad de que su marido acabe en Estados Unidos, “país que planeó asesinarlo”, así como del actual director y portavoz del portal WikiLeaks, Kristin Hrafnsson.

Este último insistió en continuar la lucha para conseguir la liberación de Julian Assange, además de asegurar que el país norteamericano no ha aportado “nada nuevo” en el proceso contra el australiano.

En las jornadas del martes y miércoles, la defensa de Assange pidió permiso para volver a recurrir su extradición a Estados Unidos, aprobada por el Reino Unido en 2022, con base en que allí no tendrá un juicio justo, y en cuyo caso se iniciaría un nuevo juicio de apelación en Inglaterra.

Si el tribunal no le autoriza a recurrir la orden de extradición tomada el 6 de junio de 2023 por el magistrado Jonathan Swift, se activaría el mecanismo de entrega de Assange a Estados Unidos, en cuyo caso sus abogados ya han anunciado que solicitarán medidas cautelares de urgencia al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) para evitarlo.

EE. UU. reclama al australiano por espionaje debido a las revelaciones publicadas en 2010 y 2011 a través de su portal WikiLeaks, donde se exhibió información clasificada que revelaba violaciones de los derechos humanos del país norteamericano en las guerras de Irak y Afganistán.

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