Feminicidio: ni “pasional” ni “de pareja”

La expresión “crimen pasional”, que se utilizó por décadas, ya fue desterrada de las redacciones periodísticas. Más lentamente, va avanzando el conocimiento de que el factor decisivo en los feminicidios no es la existencia de relaciones de pareja sino el odio misógino.

La socióloga Diana Russell, autora del concepto de "femicide", término inglés que después fue traducido al castellano y otros idiomas
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Los factores decisivos en los feminicidios no son, como antiguamente se pensaba, las relaciones de pareja sino las motivaciones culturales: son el machismo, el sexismo, la misoginia, la discriminación y la violencia de género profundamente arraigadas en nuestras sociedades. La expresión “crimen pasional”, que se utilizó durante décadas, hoy está desterrada de las redacciones periodísticas. El calificativo “pasional”, relacionando la violencia con un supuesto “amor” hacia la víctima, enmascaraba un grave problema social, cultural y jurídico. Fue gracias a los avances en el conocimiento de la violencia de género que dicha expresión quedó desfasada.

Sin embargo, debido al peso que la antigua concepción del “crimen pasional” sigue teniendo, todavía muchos creen que los feminicidios son por definición crímenes cometidos por la pareja o expareja de la víctima.

"La violencia machista MATA". Mural realizado por la articulación 25N en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Según el último informe sobre “Feminicidios y otros asesinatos de mujeres” (2023) del observatorio español de violencia de género Feminicidio.net, el factor decisivo en los feminicidios no son las relaciones de pareja (que no siempre se dan), sino las motivaciones culturales: “las normas sociales relativas a la masculinidad y la imposición del control masculino, hacer cumplir los roles sexuales, o prevenir, desalentar o castigar lo que se considera un comportamiento femenino inaceptable”.

Parte de este problema es la violencia en línea contra las mujeres o violencia digital de género, una de las formas de imposición de control masculino que, de acuerdo a la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC), es aquella violencia “que se comete y se expande a través de medios digitales contra una mujer” o “afecta a las mujeres de manera desproporcionada (UN Women, 2020)”. La violencia en línea contra las mujeres incluye amenazas, difamaciones, injurias, difusión de datos personales sin consentimiento, acoso o cualquier forma de humillación y ataques a su dignidad, intimidad e integridad.

Un ejemplo extremo de imposición de control masculino son los “crímenes de honor”. Según la ONG Humanium: “Los crímenes de honor son ampliamente considerados violaciones habituales de los derechos humanos en regiones como el sur de Asia, Latinoamérica y Oriente Medio” (https://www.humanium.org/es/crimenes-de-honor-hay-un-final-a-la-vista/).

Un caso sonado fue el de “la Kim Kardashian pakistaní” Qandeel Baloch, asesinada por su propio hermano en 2016.

Muhammad Waseem fue arrestado en 2016 después de asesinar a su hermana Qandeel Baloch, de 26 años. A pesar de su culpabilidad demostrada, Waseem apeló su condena por asesinato y su condena a cadena perpetua en 2019 y salió absuelto por un tribunal de apelaciones de Pakistán en 2022.

Qandeel Baloch (1990-2016).

Según el sociólogo Fernando González Hermosilla: “La violencia de género se manifiesta como el mecanismo al que se recurre cuando se siente amenazada la superioridad del hombre”. “La desigualdad incide decisivamente en la resolución de los conflictos entre hombres y mujeres, al marcar una posición de superioridad que no tolera sentirse amenazada, y una posición de inferioridad que se pretende que no se desborde” (González Hermosilla, “Del discurso machista a la violencia de género”).

Según testimonios y reportajes sobre Qandeel Baloch, la joven destacaba desde temprana edad en una sociedad machista.

“Hablan orgullosamente de su hija. Ella es una shehnshah [una reina], aquella cuyo nombre siempre será recordado, la que se hizo famosa, la niña de corazón valiente. Ella era inteligente, mucho más que sus hermanos” (The New York Times, “A Woman Like Her”, 02/02/2020).

“Qandeel Baloch era una niña que se trepaba a los árboles del polvoriento patio donde vagaban las gallinas y se burlaba de sus hermanos porque no podían seguirla. “Ella siempre fue valiente. No tenía miedo de nadie” (“‘She feared no one’: the life and death of Qandeel Baloch”, The Guardian, 22/09/2017).

“Acaso el comienzo del fin haya sido en su niñez, en Shah Sadar Din, donde trepaba a los árboles más rápidamente que sus hermanos varones, a los que desafiaba”, “Los padres la encontraban más inteligente que al resto de sus hijos” (“La historia detrás del femicidio de Qandeel Baloch, la mayor influencer pakistaní, asesinada por su hermano por ‘honor’”, Infobae, 06/02/2020).

Antes de morir estrangulada, la joven influencer pakistaní recibió críticas, insultos, y finalmente amenazas de muerte de su hermano (Infobae, 06/02/2020), un asesino convencido de su propia inocencia: “Hacía videos en Facebook, nos deshonraba”, argumentó, como explicación y no como arrepentimiento, el hermano que la asesinó”, Infobae, 06/02/2020.

Qandeel Baloch, 1990-2016 (izq.) y su hermano (der.), "un asesino convencido de su propia inocencia"

Existen varios tipos de feminicidio: “Familiar: asesinato de una mujer que es pariente del asesino: hermana, prima, etc. Infantil: asesinato de una niña cometido por un adulto con relación de confianza, responsabilidad o poder con ella. Íntimo: asesinato cometido por un hombre con el cual la víctima ha tenido intimidad o relación afectiva. No íntimo: cometido por un hombre sin relación afectiva ni parentesco con la víctima. Por conexión: asesinato de una mujer por intervenir para defender a otra de una agresión o asesinato. Por ocupaciones estigmatizadas: asesinato motivado por la ocupación de la víctima (camareras, strippers, prostitutas). Sexual sistémico: asesinato de mujeres secuestradas, mutiladas, torturadas, violadas” (https://diccionario.cear-euskadi.org/feminicidio/).

Solo en el tercer tipo de feminicidio (“íntimo”), el asesino es una pareja o expareja de la víctima.

En nuestro país también se registran casos de feminicidio familiar, como los de Virginia Villar Burgos, asesinada por su hermano a balazos en Santaní, Ceferiana Rodríguez Sanabria, asesinada por su hermano con un revólver en la localidad de Santa Librada de Horqueta, o, más recientemente, Analía Monserrat Rodas Galeano, de 34 años, asesinada por su hermano en San Antonio en 2021, y Romina Peralta, de 16 años, asesinada por su hermano en 2022, entre otros.

Según Naciones Unidas en su documento “Marco estadístico para medir el homicidio de mujeres y niñas por razones de género”, elaborado por UNODC y ONU Mujeres: “En 2021, aproximadamente 45,000 (40,200 - 49,800) mujeres y niñas fueron asesinadas en todo el mundo por sus parejas u otros miembros de la familia (incluidos padres, madres, tíos y hermanos)”.

El documento, aprobado en marzo de 2022 por la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas, respalda institucionalmente la definición de los feminicidios como asesinatos por razones de género, no de pareja.

Fue la antropóloga mexicana Marcela Lagarde quien reformuló el término inglés “femicide”, conceptualizado en 1976 por Diana Russell

La palabra “feminicidio” fue incluida en el Diccionario de la Real Academia Española en 2014. Fue la antropóloga mexicana Marcela Lagarde quien reformuló el término inglés “femicide”, conceptualizado en 1976 por Diana Russell, definido como “el asesinato misógino de mujeres cometido por hombres”.

En 1992, Diana Russell y Jill Radford señalaron que el feminicidio no es un incidente aislado sino que forma parte de un amplio contexto de maltrato misógino: “El feminicidio representa el extremo de un contínuum de terror anti-femenino que incluye una amplia variedad de abusos verbales y físicos”.

Así, aunque los crímenes tipificados como “feminicidios” en estadísticas y medios de prensa siguen registrándose mayormente dentro de la pareja, en ámbitos académicos e institucionales la concepción de los feminicidios va distanciándose de ese factor. El feminicidio es solo la punta del iceberg de un conjunto de prácticas de violencia, muchas veces socialmente aceptadas, que, desde una infravaloración constante, recorren espacios privados, públicos, académicos, laborales, etc. No seamos cómplices.

Feminicidio, Ministerio de la Mujer

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