Así se expresó el primer ministro egipcio, Mustafa Madbuli, en una sesión extraordinaria del Parlamento en la que respondió 16 solicitudes de información sobre las medidas de El Cairo para impedir un eventual "desplazamiento forzado" por Israel de los palestinos hacia la península del Sinaí, en el norte de Egipto, fronteriza con el enclave palestino.
"Cualquier desplazamiento forzado de la población de la Franja de Gaza representaría una clara amenaza para el Estado egipcio", dijo Madbuli a los diputados, a quienes advirtió de que, de producirse, "Egipto tendrá una respuesta decisiva".
En este sentido, afirmó que los intensos bombardeos sobre la Franja de Gaza por parte de Israel tienen el objetivo de convertir el enclave en "una bomba humana capaz de explotar en dirección a Egipto", algo que también denunció el Ministerio de Exteriores egipcio en un comunicado.
El jefe del Gobierno reiteró que un posible desplazamiento de los habitantes de la Franja "significaría la liquidación de la causa palestina", lo que consideró "totalmente inaceptable" para El Cairo, que "insiste en el establecimiento de un Estado palestino independiente".
"El Estado egipcio tomó medidas inmediatamente después del inicio de la brutal agresión contra Gaza (...) Egipto afirmó su rechazo categórico y decidido a la liquidación de la causa palestina", recalcó.
Si bien no dio detalles sobre esas medidas, Madbuli dijo que la intención es "equipar y apoyar al Ejército egipcio para enfrentar los desafíos".
En una visita al norte del Sinaí a finales de octubre, tres semanas después del comienzo de la guerra de Gaza, Madbuli anunció un plan de desarrollo en esa zona por valor de unos 11.766 millones de dólares "para que nadie sueñe con que Egipto abandonará el Sinaí", territorio ocupado por Israel en 1967 y devuelto a Egipto tras la guerra de 1973 y los acuerdos de paz de 1978.
Egipto, que normalizó sus relaciones con Israel en 1979, desempeña un papel mediador clave entre ese país y los palestinos, incluido un esperado acuerdo de tregua y canje de rehenes y prisioneros -en el que también media Catar- en la guerra iniciada en Gaza tras el ataque del 7 de octubre del brazo armado del grupo islamista palestino Hamás contra Israel.