"Los campos de desplazados internos son los más afectados, forzando a muchas personas a un desplazamiento secundario", dijo la agencia este viernes a través de la red social X (antes Twitter), al alertar de que hasta 1,6 millones de personas podrían llegar a verse afectadas por el fenómeno.
Asimismo, en un comunicado difundido a última hora de este jueves, la OCHA destacó que 1,5 millones de hectáreas de tierras agrícolas podrían verse destruidas por las inundaciones, que han alcanzado "una magnitud estadísticamente probable sólo una vez cada cien años", según la agencia.
La crisis desatada tras el inicio de la estación de lluvias conocida como deyr (octubre a diciembre) ha dejado ya al menos 29 muertos, de acuerdo a la Agencia de Gestión de Desastres Somalí (SODMA, en inglés), mientras el Gobierno del país declaró el estado de emergencia.
Las precipitaciones se han visto influenciadas por el fenómeno conocido como El Niño: un cambio en las dinámicas atmosféricas ocasionado por el aumento en la temperatura del océano Pacífico.
"Aunque se están llevando a cabo todas las medidas preparatorias posibles, una inundación de esta magnitud sólo puede ser mitigada, no prevenida", señaló la OCHA.
"La alerta temprana y la acción temprana pueden salvar vidas y modos de subsistencia, pero sigue siendo probable que se produzcan desplazamientos a gran escala, mayores necesidades humanitarias y más destrucción de propiedad", añadió.
Las lluvias han golpeado a gran parte de Somalia, incluyendo los estados sureños de Jubaland (en los alrededores del río Juba), Suroeste y Hirshabelle, así como Galmudug (centro) y, en menor medida, el estado semiautónomo de Puntland (norte).
En los alrededores de la ciudad de Bardere, por ejemplo, en la región de Gedo (Jubaland), más de 14.000 familias vieron cortado el acceso a la localidad, lo que les impide reponer suministros básicos.
Las lluvias llegaron después de la peor sequía registrada en el país en las últimas cuatro décadas, una escasez de agua que dejó a Somalia al borde de una hambruna y con 6,6 millones de personas en una situación de inseguridad alimentaria aguda, según la ONU.