El actual primer ministro aún no hizo una visita oficial a la Casa Blanca desde que asumió el poder, a finales de 2022.
"Lapid estará en Washington para hacer varias reuniones la semana que viene", confirmó EFE un portavoz de la oficina del líder de la fuerza centrista Yesh Atid (Hay Futuro), segundo partido del Parlamento israelí tras el derechista Likud del propio Netanyahu.
Según medios israelíes, el centrista -con planteamientos políticos más alineados con los de la administración demócrata de Biden- se reunirá con altos cargos de la Casa Blanca, aunque esto no fue confirmado por su oficina, que no concretó aún con quién se reunirá.
Israel y EE.UU. tienen una firme alianza que se remonta a décadas atrás, y suele ser usual que el primer ministro israelí visite la Casa Blanca poco después de asumir el cargo y estrenar legislatura, algo que en el caso de Netanyahu aún no se produjo, pese a que volvió al poder hace ocho meses.
Finalmente, en una llamada reciente, Biden sí invitó a Netanyahu a tener un encuentro, aunque no se concretó todavía cuándo ni dónde será, una muestra de la incomodidad de la administración demócrata con la actual coalición de gobierno israelí, la más derechista de la historia de Israel, y que tiene entre sus socios a polémicos líderes racistas y ultraderechistas como Itamar Ben Gvir o Bezalel Smotrich.
Entre otras asuntos, el gobierno de Biden es reacio a la reforma judicial del ejecutivo de Netanyahu, que según los críticos acabaría con la separación de poderes y las bases democráticas de Israel y que ha generado las protestas más masivas de la historia del Estado judío.
EE.UU. se opone también a la expansión de asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, una política que el Gobierno actual de Israel ha seguido llevando adelante pese al malestar norteamericano y de gran parte de la comunidad internacional, en parte por la presión de sus socios de coalición ultraderechistas y mesiánicos, favorables a una contundente colonización y anexión de Cisjordania ocupada.
Según analistas, todo esto explica la frialdad en los lazos de la administración Biden con el gobierno de Netanyahu. Este último, en el pasado sí exhibió una gran sintonía ideológica con el anterior presidente de EE.UU., el republicano Donald Trump.
Entre otros pasos polémicos, el exmandatario asumió gran parte de los preceptos de la derecha israelí, rompió el consenso internacional al trasladar la Embajada de EE.UU. a Jerusalén e impulsó medidas como dejar de considerar ilegales las colonias judías en territorio palestino ocupado.