"Con esta decisión, los talibanes pretenden borrar por completo a las mujeres afganas de la sociedad", dijo a EFE la activista afgana Mina Rafiq, presente en la protesta.
Aunque la educación universitaria ya había sido prohibida ante, las jóvenes continuaban preparándose para los exámenes de admisión que les permite escoger universidades, y que los talibanes aseguraron que la suspensión sería temporal.
Los fundamentalistas prohibieron la educación universitaria de mujeres el pasado diciembre con la promesa de permitirles volver una vez lograsen adaptar los contenidos y los centros a la ley islámica o sharia.
"Todavía teníamos esperanza, pero con la reciente decisión de los talibanes de prohibir a las estudiantes del examen de Kankor (acceso a la universidad), significa que cerraron por completo las puertas de la educación para mujeres y niñas en Afganistán", lamentó Rafiq.
El nuevo veto a las afganas fue anunciado el pasado martes por la Autoridad Nacional de Examen (NEXA), tras recibir una misiva del Ministerio de Educación Superior que ordenaba que solo los hombres podrán participar en el examen de ingreso, dejando a un lado a las mujeres por primera vez desde que tomaron el poder en agosto de 2021.
"Ha llegado una carta del Ministerio de Educación Superior que decía que solo se deberían reclutar estudiantes varones. Entonces, esto es responsabilidad del Ministerio de Educación Superior decidir a quiénes se les deben hacer las pruebas y a quiénes no", indicó NEXA en Twitter.
Activistas sociales y mujeres instaron a la comunidad internacional al 51 % de la población de Afganistán en estos duros momentos.
"Las mujeres afganas lucharán hasta el último aliento de sus vidas", aseguró a EFE una estudiante de secundaria.
Desde que los talibanes tomaron el poder de Afganistán las mujeres han sido vetadas de la educación secundaria y universitaria, trabajar en ONG o en salones de belleza.
Las autoridades además han dictado restricciones para salir a la calles como llevar el rostro cubierto, la segregación por sexos o ir acompañadas en viajes largos de un miembro familiar masculino.
La realidad que viven las afganas a día de hoy se asemeja cada vez más a la época del primer régimen de entre 1996 y 2001, cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.