David Beckham recibió a Clarín en el vestuario local del Inter Miami, el espacio elegido para charlar sobre la llegada de Lionel Messi a esta joven franquicia creada en 2018 y que tiene al exfutbolista inglés como uno de sus accionistas y su cara más visible a nivel dirigencial.
A los 48 años, pintón como siempre y muy agradable en persona (nada que ver con aquel muchachito bravucón de los cruces dentro de la cancha con el Cholo Simeone), el hombre que en 2003 fue nombrado Sir por la corona británica hoy disfruta de este nuevo desafío, y con el mejor del mundo en su equipo.
“En primer lugar, lo vemos a Leo muy feliz de estar acá. Hace sus propias compras, sale a cenar y pasa tiempo con su familia”, dice David, quien en 2007 desató un boom similar (en términos terrenales, no como el de Messi) cuando dejó el Real Madrid para jugar en Los Angeles Galaxy pero que tardó en adaptarse a la MLS.
Por eso, advierte: “En ese momento la gente pensó que iba a ganar todos los partidos y campeonatos pero no sucede así, el fútbol no es así de simple. Por eso tenemos que ser pacientes”.
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Messi en el Inter Miami: “hambre por ganar”
Beckham destacó “el hambre” de Messi, que llegó y quiere ganar todo con un equipo que hace 11 partidos que no conoce la victoria. Y mencionó otro valor que lo terminó de convencer de llevarlo al Inter: “Leo quiere inspirar a la próxima generación en un país diferente, quiere dejar un legado”.
El primer dato que enorgullece a Beckham es la convocatoria que tuvo la presentación: “El fútbol es el deporte más popular del mundo, y esa noche tuvimos a 3.500 millones de espectadores, es una cifra increíble para la MLS y crecerá con el correr de los partidos”.
“Tener a Leo ahí afuera hablando con los jugadores jóvenes, los chicos de las inferiores, diciéndoles qué hacer, dónde correr, cuándo pasar. Eso es maravilloso, es lo que imaginamos para nuestro club. Ver eso fue un momento muy emotivo para mí”, comentó David, quien se enteró del fichaje de Leo del otro lado del mundo, de madrugada.
“Yo estaba en un viaje por Japón y me desperté a las 6 de la mañana con el teléfono sonando. Victoria (su esposa) me miró pensando: ‘¿En serio, una llamada a esta hora? Pero fue la mejor llamada que he tenido en mucho tiempo”, recordó entre risas.
Y dejó un último comentario antes de regresar a su rutina de llamados, reuniones y entrevistas: “El verdadero instante en que entendí que Leo llegaba al Inter fue cuando lo vi bajar de su avión en el aeropuerto que está aquí a 150 metros. Ahí pensé: ‘Ok, lo hicimos’”.
Fuente: Clarín.com